Tirada el Árbol de la Vida

Esta tirada se utiliza para ver la armonía o la desarmonía que pueda existir entre el individuo y su divinidad. Para poder ver cómo se maneja su Yo mundano con su Ego superior. Si la persona vive en sintonía con Dios y cumple sus designios.

Esta tirada se le llama el árbol de la vida.

Esta tirada está constituida por cuatro mundos. El de las emanaciones, el de las creaciones, el de formación y el de la acción. Respectivamente corresponden a los elementos, fuego, agua, aire y tierra. También respectivamente corresponden, al pensamiento, al deseo, al etérico y al físico.

Dividiremos la tirada en presente ya realizado (lo que había antes de la tirada), en presente, en futuro inmediato y en futuro más lejano.

Así diremos que:

El presente ya realizado será el mundo de acción.

El presente será el mundo de la formación.

El futuro inmediato será el mundo de las creaciones.

El futuro será el mundo de las emanaciones.

Tenemos tres columnas en forma vertical. La de la derecha que pertenece a la vía de bajada desde la divinidad a la tierra, la de la izquierda es la vía de retorno de la tierra a la divinidad y la central es la columna del equilibrio entre ambas, entre derecha e izquierda.

La columna de la derecha pertenece al pilar de la misericordia, la de la izquierda pertenece al pilar del rigor y la central pertenece al pilar del equilibrio.

En las cartas del mundo de las emanaciones o sea, del futuro lejano, veremos lo que está emanando de la espiritualidad productiva del individuo; veremos si es rigor o si es gracia y de qué género. Y como lo que está emanando se convertirá un día en realidad material, en esas tres cartas veremos el futuro del individuo y podremos advertirle sobre sus ventajas o sus peligros.

 

En las cartas del mundo de las creaciones o sea, del futuro más inmediato, veremos lo que el individuo está constituyendo en firme, creándolo con sus emociones y deseos.

 

Ello puede no guardar relación con lo que ocurre arriba, en el estadio de las emanaciones, puesto que lo normal sería que la vida se realizara por oleajes sucesivos de fluidos constituyentes y que las emanaciones, al convertirse en creaciones, cambiaran ya su calidad para ser otra cosa, lo cual iría diversificando la creación humana a medida que la fuerza emanante se fuera constituyendo. Pero esto no es siempre así y a menudo la persona, de una forma inconsciente, capta las energías a nivel de emanaciones, para reforzar lo estructurado a niveles inferiores. Cuando esto ocurre lo detectamos fácilmente, porque las cartas correspondientes a los niveles inferiores se encontrarán situadas a un nivel superior. Esto se sabe por la numerología de las cartas encima de los números de los sefirots.

 

En las cartas del mundo de la formación, o sea, del presente, veremos lo que el individuo está formando en su vida material.

 

En las cartas del mundo de acción, o sea, el presente ya realizado, encontraremos lo ya formado.

 

Si hay una correlación entre las cartas de arriba y las de bajo, diremos que el presente recibe emanaciones favorables del mundo de arriba, favorables igualmente a la esfera de las creaciones internas, de modo que, como esas energías van descendiendo hacia su cristalización, podemos presumir que el presente se mantendrá. En cambio, si hay contradicción entre las fuerzas de arriba y las de abajo, es presumible que el presente se desmorone en fecha próxima, si la contradicción viene de Hesed-Hochmah-Binah.

 

La tirada del árbol de la vida está constituida por diez sefiras, denominados de la siguiente forma:

 

1º Kether 2º Hochmah 3º Binah 4º Hesed 5º Gueburah 6º Thipereth 7º Netzah 8º Hod 9º Yesod 10º Malkuth.

 

El Tarot cabalístico parte de la interpretación del nombre de Jehová y de las letras hebreas que lo forman y lo describe de la siguiente forma: Yod – He – Vav – 2 He.

 

Estas cuatro letras forman las fuerzas activas en un determinado periodo, ya sea en la Creación como en las vidas humanas.

 

El Yod representa la semilla, la potencialidad que cada cosa debe tener si pretende ser portadora de algo. El Yod representa el padre, el germen de todo, la simiente humana, el impulso fundamental, la voluntad.

 

El He representa la tierra en la que el Yod ha de materializarse; es el período de formación interna, de gestación. El He representa la madre, el medio material en el que la obra se instituye, la fecundidad.

 

El Vav representa el hijo, el resultado de la acción del Yod sobre el He; es el elemento activo y actuante: el que recoge la potencialidad del Yod y la convierte en actos.

 

El segundo He es el resultado final de este ciclo de actividad: es el fruto que da el hijo, cuya actividad modifica las condiciones en que se encontraban las cosas en el estadio Yod; de modo que ese segundo He se convierte automáticamente en el Yod de un nuevo ciclo de creaciones que se desarrolla ya un nivel inferior. Del mismo modo que el fruto lleva las semillas de un futuro árbol, el segundo He lleva las semillas de nuevas realizaciones.

 

Cada primer número o sefirot a partir del mundo de las creaciones se convierte en un Yod. Ejemplo: Hesed será el nuevo Yod del mundo de las creaciones. Digámoslo de otra forma, todos los 2He serán Yod de su mundo.


Interpretaciones cabalísticas de los Arcanos Menores

en función al sefirot que le ha correspondido en la tirada:



LOS CUATRO ASES

 

 

1. Los cuatro ases representan fuerzas que expresan la suprema unidad de Kether.

 

Su aparición en un juego significará que la voluntad inclina ineluctablemente la acción hacia un punto determinado. Pero Kether es el gran inmanifestado y es en Binah que encuentra su primera exteriorización.

 

Ello significa que los ases no indican una modificación inmediata de una situación determinada, sino el arranque de algo que, con el tiempo, ha de cambiarlo todo.

 

Un poder transformador entra en juego, que ha de dar, a su tiempo, la inevitable cosecha.

 

2. La posición en que se encuentran los ases ha de indicarnos el grado de eficacia de su fuerza.

 

Kether, Aleph primordial, se encuentra en su lugar cuando aparece en un juego en la posición Yod, es decir, cuando el as es la primera carta. Entonces diremos que la voluntad ejerce sus funciones ahí donde deben ejercerlas y que es el motor del cambio que se anuncia, que ese cambio en la orientación del individuo está generado por su propia naturaleza interna.

 

Pero si el as aparece en segunda posición o posición He, diremos que se encuentra fuera de su sede y entonces el poder transformador de Kether no será ejercido a través del individuo, sino de su circunstancia, o sea, las experiencias vividas lo impulsarán a modificar la orientación de su existencia, siendo estas experiencias las portadoras del germen que ha de motivar el cambio.

 

En el tiraje cabalístico, la posición dos corresponde a Hochmah y, de un modo u otro, deberá tenerse en cuenta su clave, el amor, en el momento de descifrar el mensaje.

 

3. El as en tercera posición tampoco está en su sede, sino ocupando el lugar de Binah y en función exteriorizadora.

 

Aquí, la semilla es fruta y podemos decir que el fruto viene fuera de estación, que se ha anticipado en el tiempo y, por lo tanto, no puede tratarse de un fruto comestible. Será un símbolo de fruto, una muestra sin valor, un anticipo de algo que, de haber venido a su tiempo, hubiera resultado jugoso, pero que ahora no lo es.

 

Anuncia, pues, una anticipación en un proceso natural. Es la imagen de alguien que está desparramando las semillas en lugar de cultivarlas en su propio jardín y recoger los correspondientes frutos.

Traducido en términos mundanos, esta posición indicará la situación de alguien que gasta el capital en lugar de utilizar los beneficios: liquidación del patrimonio, quema del prestigio, de la salud, de la inteligencia, del crédito, etc. Utilización en la vida práctica del fondo humano.

 

4. Los ases en cuarta posición se encontrarán de nuevo en su sede, ya que el 4 corresponde al resultado final de un ciclo y, al mismo tiempo, es arranque de uno nuevo.

 

En un tiraje de cuatro cartas, significará que la experiencia objeto de la consulta ha de ser portadora de simiente, que desemboca en una toma de conciencia en profundidad de algo nuevo y trasmutador.

 

La experiencia en curso engendra una voluntad determinante de ir hacia algo nuevo.

 

En el tiraje cabalístico, la posición corresponde a Hesed, el instrumentador del paraíso terrenal, de modo que los ases en cuarto lugar indicarán que la voluntad desciende de sus alturas abstractas para aplicarse a la construcción del paraíso personal.

 

El objetivo supremo de la voluntad será la obtención del bienestar, según los criterios de los deseos del individuo, de ahí que esta posición sea indicadora de triunfos en el dominio representado por el palo de la carta.

 

Pero como el 3 corresponde al arranque de un ciclo de interiorización, ese éxito será sobre sí mismo: triunfo de amor propio, satisfacción íntima, prestigio, reconocimiento social de sus valores personales, protagonismo, vedetismo. El individuo atraerá sobre él la atención de la sociedad, que le rendirá honores, ya que la luz de Kether resplandecerá en su naturaleza interna y lo propulsará hacia los objetivos de Hesed de prosperidad y bienestar social.

 

Todos verán en él al redentor, al portador de opulencia y felicidad.

 

 

5. Los ases en quinta posición en el tiraje cabalístico anuncian horas difíciles.

 

Aquí, las fuerzas de Kether se encuentran actuando en los dominios de Gueburah, el supremo rigor. Ello indica que la voluntad humana se aplica con fuerza al restablecimiento de la justicia, a fin de que el Yo profano regrese a los dominios de la Ley.

 

Esta posición propiciará, pues, todos los ajustes de cuentas consigo mismo y dará lugar a situaciones de fracaso, a posibles accidentes, a tropiezos de todos tipos. Habrá auto castigos a granel y es preciso que el individuo tome conciencia de su realidad profunda y efectúe las correcciones necesarias en su vida, para evitar que, inconscientemente, se dirija a situaciones de castigo.

 

Aquí, el Ego lucha contra sus perversidades y las vence por medio del dolor.

 

La quinta posición corresponde al He del segundo ciclo, de modo que los ases en este lugar actuarán como en posición 2, pero en un ciclo inferior. Ya hemos dicho en el punto 2 que la voluntad actúa a través de las circunstancias, de modo que, en posición quinta, generará también circunstancias extremadamente dramáticas y será a través de ellas que la semilla espiritual se formará en la conciencia del individuo.

 

 

6. Los ases en sexta posición, en tiraje cabalístico, indican que la voluntad se ha liberado de la servidumbre de los deseos y emociones, y que avanza equilibradamente a la conquista de metas intelectuales.

 

Aquí, Kether actúa en Tiphereth, que es su He natural, siendo por otra parte el Vav del segundo ciclo.

 

La voluntad se expresará, pues, bajo el aspecto amor de una manera activa y palpitante, uniendo las emociones superiores a la intuición de un pensamiento que se anuncia.

 

En Tiphereth se produce una síntesis de los valores expresados por los tres primeros Séfiras, de modo que los ases situados en esa esfera indicarán que la voluntad humana dispone del poder de construir un universo equilibrado. Pero esa madurez interior no ha alcanzado aún la fase de exteriorización, de manera que el hombre sabio y prudente está en posesión de todos los conocimientos, sin poseer la experiencia que le permite aplicarlos.

 

Es la posición del sabio, del juez, del consejero, del padrino, del que arroja luz, como un Sol, hacia el nuevo universo.

 

 

7. Los ases en séptima posición vuelven a situarse en el lugar que les corresponde, puesto que nos encontramos en Netzah, que es el Yod de un nuevo ciclo.

 

Aquí, la voluntad de Kether irá hacia la creación de la armonía, del lujo en el detalle; se interesará por el arte, por la estética, pero no de una manera revelada y exterior, puesto que se trata de una simiente productora de un impulso que será visible más tarde. Todo ello es más bien un telón de fondo que oculta una realidad latente.

 

Anuncia el nacimiento de una facultad que, si es cultivada debidamente, ha de convertir a la persona en un artista o un especialista en belleza.

 

Si en cuarta posición los ases anuncian al individuo que persigue éxitos sociales, aquí sólo buscará el éxito personal vis a vis de una persona, no de una asamblea. Ello no excluye que, para ciertas personas altamente evolucionadas, esta situación signifique la búsqueda de las armonías universales en las actuaciones humanas, puesto que en Netzah confluyen los rayos de Kether, por ser un Yod, y los de Binah, por ser la que rige este tercer ciclo, de modo que tenemos aquí la cristalización de la voluntad suprema.

 

Aunque el impulso que anime la voluntad humana, representada por los cuatro ases, sea perverso, algo habrá en él de esa suma perfección.

 

Puede indicar asociación de negocios, unión sentimental y ser esa unión el símbolo de la complementariedad, indicando que el alma está movilizada en la búsqueda de lo perfecto.

 

8. Los ases en octava posición indican que la voluntad de Kether está actuando en Hod, el constructor del templo en el que debe habitar la verdad interior.

 

Hod es un He en el que actúan Hochmah y Binah conjuntamente, de modo que el amor universal adquiere aquí forma a través del rigor intelectual que destruye lo imperfecto.

 

Los ases en esta posición expresarán, pues, un afán de verdad, un afán de desligarse de todo lo que no sea conforme a la ley trascendente. De ahí que, como en la posición quinta, ésta represente una amenaza para el individuo, ya que esta fuerza actúa desde el interior y la persona no es consciente del impulso que la anima.

 

Si su vida no está regida por una moral muy severa, si sus negocios son inmorales y tiene inclinaciones perversas, esta posición indica que se producirá un derrumbamiento de tales negocios, debido a un desinterés súbito por ellos.

 

Cambio, pues, del individuo hacia posiciones conformes al orden cósmico, cambio que no se hará de forma catastrófica, como en la posición de los ases en Gueburah, sino conducido por la mente, civilizadamente.

 

La voluntad humana ha decidido aquí construir el Templo de la verdad y por ello destruirá todo lo que se oponga a este designio.

 

 

9. Los ases en novena posición indican que la voluntad de Kether actúa en Yesod, el tercer Séfira de la columna central y que constituye el vehículo natural para la exteriorización de la voluntad suprema, puesto que, en esa columna central, Kether es el Yod, Tiphereth es el He y Yesod es el Vav.

 

Hay una injerencia de Kether en el centro productor de imágenes de

Yesod, de modo que esas imágenes que aparecen en nuestra vida en forma de situaciones y de personas son dictadas por una necesidad trascendente, o sea, que esta posición indicará que el individuo está viviendo un tiempo marcado por acontecimientos providenciales contra los que nada puede.

 

El Ego ha copado la oficina de cristalización de imágenes, la que nos facilita el escenario pensado por Binah, e impone su política, sometiendo totalmente al Yo profano.

 

Puede anunciar, pues, acontecimientos favorables o desfavorables según los criterios mundanos, pero en todo caso se tratará de una producción de la instancia más elevada que hay en nosotros mismos y, por lo tanto, ha de resultar purificadora.

 

 

 

10. Los ases en posición diez indican que Kether actúa en Malkuth.

 

Aquí, la unidad de criterio entre el Ego y la personalidad profana es total.

 

Los intereses del Yo mundano son los mismos que los del Yo eterno.

 

El Aleph se interioriza aquí en el Yod y tenemos la marca del iniciado, del iluminado, del hombre que ha conseguido ser el perfecto instrumento de su divinidad interior.

11. Los cuatro ases constituyen nuestra suprema voluntad, hemos dicho. Constituyen el reflejo de Kether a nivel humano y son la expresión de nuestro libre arbitrio, indicando la inclinación que imprimirá en nuestra vida la libre expresión de nuestras intenciones.

 

Pero si en conjunto representan el Yod, la voluntad ejecutiva, separadamente constituirán el nombre divino en su totalidad y tendemos que el as de bastos es el Yod; el as de copas el He; el as de espadas el Vav, y el as de oros el segundo He.



LOS CUATRO DOSES

 

 

 

Los cuatro doses representan fuerzas que expresan el supremo amor de He Hochmah o suprema sabiduría, que es una forma de nombrar el amor.

 

Hemos visto al estudiar Hochmah en el primer curso que de él proceden las fuerzas llamadas Providencia, las cuales permiten llevar a la madurez lo que la voluntad ha iniciado.

 

Los doses han de expresar, cada uno en su dominio, esta acción providencial, que se manifestará en el individuo bajo forma de circunstancia propicia, no dependiendo de su voluntad, circunstancia que le permitirá realizar aquello que desea.

 

La aparición de un dos en el juego indicará, pues, que la voluntad del individuo ya ha sido movilizada anteriormente y que goza del favor de la Providencia, que ha de situar ante él la circunstancia propicia para que su voluntad se realice.

 

La posición del dos en el juego ha de indicarnos su grado de eficiencia.

 

Los cuatro doses son, pues, un reflejo del divino Hochmah, de modo que los cuatro, conjuntamente, forman el He, aunque por separado, como lo ases, sean: dos de bastos, el Yod de los dioses; dos de copas, el He; dos de espadas, el Vav y dos de oros, el segundo He. Hochmah se encontrará particularmente identificado con el dos de copas.

 

Si el dos aparece en primer lugar, ocupando el puesto de Kether, ello nos indicará que estamos ante un individuo providencialista o fatalista que cree que todo saldrá como tiene que salir y que, por ello, no es necesario luchar. Es alguien que no movilizará su voluntad para conseguir aquello que desea, alguien que seguirá la corriente, vaya por donde vaya. La providencia actuará en su nombre y obtendrá o no obtendrá el favor que desea, según si está o no en su destino obtenerlo.

 

La posición del dos en el juego ha de indicarnos su grado de eficiencia.

 

Hochmah es el He supremo y se encuentra en su lugar cuando aparece en posición He, es decir, en segunda o cuarta posición en el tiraje de cuatro cartas. Entonces diremos que la providencia ocupa el puesto que le está reservado en el orden cósmico.

 

Si el dos aparece en posición dos, la de Hochmah, diremos que la Providencia trabaja de acuerdo con la voluntad y que la persona ha de encontrar circunstancias propicias para realizar sus anhelos.

 

El dos en tercera posición, ocupando el puesto de Binah, producirá una exteriorización del aspecto amor.

 

Sabemos que Binah necesita oscurecerse para realizar su obra. La presencia del dos aquí aportará una luz excesiva para la manifestación material, de modo que la actuación del individuo será demasiado sublime para que dé un resultado concreto, a menos que se trate de una empresa filantrópica, sin objetivos materiales.

 

El dos aquí es el puro acto de amor, de abnegación, de sacrificio de los más noble y elevado que pueda haber en el individuo.

 

Por otra parte, el dos representa la fase germinadora y en este puesto también anticipa un resultado y significa la exteriorización de algo que no ha llegado a su término.

 

En determinadas circunstancias, puede tratarse de un aborto y, en un contexto riguroso, diremos: aborto de una empresa que se estaba gestando, parto prematuro. Y el móvil oculto de ese aborto será, sin duda, un excesivo amor o amor mal expresado, mal colocado, del individuo por esa empresa, que él deseaba ver florecer rápidamente.

 

Exteriorización, pues, del amor en un momento no adecuado.

 

Manifestación de la Providencia fuera de lugar.

 

 

El dos en cuarta posición estará de nuevo en su lugar, a título de segundo He, indicando que la Providencia ayudará a la elaboración del resultado final, de manera que los esfuerzos del individuo se verán favorecidos por este regalo providencial.

 

Aunque en su conducta, indicada por las demás cartas, haya habido errores, el final será conforme a sus esperanzas.

 

Pero por su naturaleza, el dos no significa nunca la elaboración del fruto, sino la tierra fecunda que ha de darlo, o sea, que el dos, al final de un ciclo, indicará que el individuo se encuentra en un buen terreno, que está en el lugar adecuado para obtener lo que desea y que conseguirlo es cosa obvia, a menos que una conducta insensata lo echara todo a perder.

 

En el tiraje cabalístico, la posición corresponde a Hesed y diremos que el amor de arriba, de Hochmah, desciende a su inmediato inferior para colmarlo de regalos. De ahí derivan una serie de ideas de exuberancia: circunstancias extremadamente favorables; situación rica en posibilidades de todo tipo; suerte en el azar; amor providencial; favores de los grandes, en la vida política, en la vida social; designación a dedo y, en general, auspicios favorables, viniendo de arriba, de las personas.

 

En una palabra: poder, no emanado de fuentes particulares, sino de la élite.

 

Esa posición propicia evidentemente excesos.

 

 

 

 

El dos en quinta posición, en el tiraje cabalístico, se manifestará en su aspecto de fatalidad, a través del riguroso Gueburah.

 

Si los ases en este Séfira manifestaron una voluntad de Mal, los doses anuncian circunstancias dramáticas o trágicas, es decir, la cristalización, el enraizamiento de ese Mal, que se encuentra en el subsuelo que el individuo está pisando.

 

Tropiezo con el Mal, circunstancias malignas, amor de Mal, sed de Mal, tales son las claves de esa posición.

 

Como ese Mal no procede de la voluntad ni de la actuación consciente del individuo, es evidente que se tratará de un encuentro circunstancial con el

Mal, así le parecerá por lo menos al individuo, puesto que nosotros ya sabemos que las circunstancias son una creación interna e inconsciente del individuo.

 

Con el palo de bastos, "castigo divino", accidente, enfermedad, etc.; con copas, pasión perniciosa; con espadas, malos negocios, mal combate; con oros, pérdida material, hundimiento de casas, catástrofe.

 

La luz de Hochmah pone aquí en relieve lo tenebroso, dándole protagonismo.

 

 

El dos en posición seis, en el tiraje cabalístico, significará que el amor, la Providencia, es una fuerza activa y equilibrada, que se manifiesta según las necesidades generales del individuo y no impulsándolo hacia un punto determinado.

 

Amor protector, que hace al individuo ponderado, ecuánime, con una voluntad inspirada por los propios superiores.

 

Indicará igualmente poderes para restablecer el orden social y el del pequeño mundo en que vive.

 

Facultades curadoras y reparadoras. Hochmah está actuando en su centro de la columna vertebral, Tiphereth, donde Dios y el hombre se dieron la mano en la persona de Cristo.

 

El supremo amor, la suprema sabiduría, la fuerza providencial actuará, pues, en la voluntad humana, guiándola hacia lo recto.

 

Diremos, para resumir esta posición: lucidez del alma para intuir lo verdadero; inclinación natural hacia lo justo; amor de la ponderación; aptitud para el ejercicio de la justicia.

 

 

El dos en séptima posición estará ocupando la esfera de Netzah, el centro donde las emanaciones de Hochmah se convierten en semilla fecunda, puesto que, en la columna de la derecha, Netzah es el Yod de Hochmah. Aquí, el amor se convierte en poder destructor.

 

Hemos visto cómo en la cuarta posición, los deseos de Hesed interiorizaban el amor en el individuo y lo convertían en <superstar>. Aquí es Superman el que emerge, el héroe con poderes para intervenir y cambiar el Mal en Bien, puesto que Netzah forma parte del tercer ciclo de Séfiras, el ciclo de exteriorización.

 

La semilla del amor se derramará sobre la sociedad creando belleza.

 

Pero como en la actual etapa evolutiva el hombre no está preparado aún para crear belleza en el marco de la vida misma, suele hacerlo a través de un lienzo, o creando una obra ficticia, -música, teatro, literatura...

 

Los doses en Netzah reflejarán, pues, al artista inspirado, al que recibe un don de la providencia, descubriéndose aptitudes que hasta entonces ignoraba.

 

Hay un manantial de gracia escondido en la personalidad.

 

Predisposición para el arte, para expresar las armonías universales, para generar obras de amor.

 

Lo que en Hesed era consumo personal de amor y Providencia, aquí es utilización del amor y la Providencia para la empresa humana.

 

 

El dos en octava posición indica que Hochmah está actuando en Hod, el tercer centro de rigor, la fuerza interiorizadora de Binah, puesto que es su He natural (Binah = Vav; Gueburah = segundo He-Yod; Hod = He).

 

Si los ases en esta posición manifiestan una voluntad de verdad, los doses significarán amor de verdad y sabiduría. El afán de verdad que suponía el as, ha encontrado su premio en el dos.

 

Podemos traducir todo ello por: descubrimiento providencial de la verdad; encuentro con la verdad; inteligencia iluminada.

 

La sabiduría de Hochmah unido al rigor intelectual de Hod, permiten "ver" el futuro: extrema lucidez, clarividencia, presentimiento del porvenir, intuiciones geniales, sueños proféticos, etc.

 

Es evidente que si los ases situados en Hod constituían una amenaza para el individuo que no actúa de acuerdo con las leyes cósmicas, los doses significarán que esa amenaza toma forma y está más cerca de su eclosión, puesto que la fase de cambio se encuentra más avanzada.

 

 

El dos en novena posición indica que las fuerzas de Hochmah actúan en Yesod, de manera que el amor actúa sobre el centro especializado en la producción de imágenes, proyectando en los Éteres superiores los sublimes impulsos de Hochmah convertidos por el arte de Yesod en imágenes santas.

 

Así pues: visión de los sublime, interferencia de la espiritualidad en la vida cotidiana.

 

Los valores eternos, los que proceden de la derecha, irrumpen así en la conciencia del individuo, forzándolo a comportarse de acuerdo con el sentido de esas imágenes. Religiosidad, amor de Dios, sabiduría inspirada.

Si con el as la voluntad de arriba dominaba al Yo profano, aquí es el amor el que realiza la misma función.

 

Sueños simbólicos, inspirados; mensajes a través de los sueños.

 

 

El dos en posición décima significa que Hochmah actúa en Malkuth, haciendo que el Yo mundano se vea totalmente sometido y doblegado a las reglas del Supremo Amor.

 

Si los ases en esta posición señalan al iniciado, los doses señalarán al santo.

 

En un tiraje puede significar una santidad episódica, un comportamiento de santo en el asunto objeto de la consulta, o sea, desprendimiento total, falta de todo interés mundano. Sacrificio de amor.



LOS CUATRO TRESES

 

 

Los cuatro treses realizan, en nuestro mundo material, las funciones de Binah, uno de cuyos títulos es Inteligencia Activa y Cristalizadora.

 

El tres ha de significar siempre cristalización de una idea, primer resultado práctico de la voluntad (1), después de haber pasado por el tamiz de lo circunstancial (2). Sabemos que Binah es la que se oscurece para que lo inferior pueda subsistir.

 

Los tres llevan la impronta de ese oscurecimiento, en el sentido de que determinan al individuo, lo comprometen con la acción emprendida, limitándose a las posibilidades inherentes al escenario en que se desarrolla esa acción.

 

En efecto, mientras ese acto simbolizado por el tres era sólo una intención-as, o en una determinación interior convertida en circunstancias-dos, el individuo conservaba su libertad de actuar en otros ámbitos, y de hacer lo contrario a aquello mismo si le apetecía.

 

Pero, una vez realizado el acto, ese acto pone en marcha una dinámica que lo compromete: cuando el tres aparece ya no es posible volverse atrás, por lo menos no es posible hacerlo sin sufrir las consecuencias de su cambio de casaca.

 

La posición que ocupa el tres en el juego ha de indicarnos su grado de eficacia.

 

Los treses, como ejecutores de Binah, son cartas Vav, representantes del elemento aire y adictas al cuerpo mental.

 

Estarán en su lugar cuando aparecen en tercera posición en el tiraje de cuatro cartas, ejerciendo sus funciones de motor de la acción.

 

Los cuatro treses son el reflejo de Binah, de modo que los cuatro conjuntamente forman el Vav. Por separado, el tres de bastos será el Yod; el tres de copas el He, el tres de espadas el Vav y el tres de oros el segundo He.

 

Binah se encuentra identificada con el tres de espadas.

 

Con los treses finaliza el primer ciclo de experiencias.

 

Aunque los Arcanos Menores del Tarot se refieren a la voluntad humana y no a la política de nuestro Ego, en el estadio evolutivo actual nuestra voluntad no será madura y nos vemos manipulados por los impulsos cósmicos y es de forma inconsciente que respondemos a ellos. Es a partir de los cuatros que nuestros sentimientos entran en juego y nos identificamos auténticamente con nuestras acciones.

 

Por último, tengamos en cuenta que el tres expresará en algún modo la rebelión que tuvo lugar en Binah, y que dio lugar al nacimiento de los primeros disidentes.

 

Hay una relación estrecha entre creación y disidencia, y al estructurar algo de manera definitiva, al realizar cualquier cosa, inevitablemente estaremos creando opositores y disidentes, sin que se conozca la fórmula que permita evitar que esto se produzca.

 

Si el tres, en el tiraje cabalístico, aparece en primer lugar, diremos que la voluntad primordial es captada para una exteriorización y secuestrada por ella.

 

Normalmente, si bien la acción de Binah compromete al individuo con su obra, ello no impide que su voluntad siga funcionando independientemente y generando así futuras obras, en cuya multiplicidad la persona podrá vivir diversas experiencias y enriquecerse con ellas.

 

Pero si Binah capta directamente los fluidos de Kether, entonces tendremos al hombre unidimensional, al que realiza sólo un acto, el cual contiene su vida entera. Éste es un fenómeno muy extendido en la sociedad actual, en la que muchos hombres se identifican con su profesión y establecen barreras legislativas para que ni ellos puedan salirse de su recinto, ni otros puedan entrar sin duras pruebas.

 

Si los treses se encuentran en segunda posición, realizarán su trabajo en el compartimento reservado a Hochmah, cuya función es interiorizadora, de modo que la acción se realizará hacia el interior y no hacia el exterior.

 

En el plano de lo sublime, será el comienzo de la edificación del templo interior: construcción en firme del mundo interno, preparando la morada del Ego.

 

En una persona no evolucionada: oscurecimiento interno, dando lugar a la formación de complejos, de oscuras motivaciones, accionando y dando protagonismo al inconsciente, provocando la exteriorización de contenidos aún sin la suficiente elaboración interior, negrura en el alma, rigor para consigo mismo, auto castigo, enfermedad nerviosa.

 

Todo ello se debe a que una energía que debe ser exteriorizada en construcciones interiores y subjetivas, disminuyendo la posibilidad del individuo de auto curarse, si está enfermo, y de participar en la construcción armoniosa del mundo.

 

Los treses en tercera posición estarán en el sitio que les corresponde y ejercerán su función estructuradora de una realidad física en perfectas condiciones.

 

Es indicio, pues, de que el individuo utiliza sus facultades mentales al máximo de sus posibilidades; indicio de que posee las facultades requeridas para convertir en realidad lo que su pensamiento ha elaborado.

 

Índice, igualmente, de que el hombre vuelve sus espaldas a la luz para seguir el duro camino de las experiencias.

 

 

Los treses en cuarta posición estarán actuando en la esfera de Hesed y aportando selectividad a la elaboración del paraíso.

 

Aquí, los treses interfieren en los deseos del individuo, reduciéndolos a lo esencial.

 

Binah, patrona de todas las cristalizaciones, se limita a producir el escenario, el marco escueto en que tendrá lugar la representación vital, de modo que los treses en cuarta posición eliminarán exuberancia, recortarán el deseo, dando un individuo bastante austero y parco en la expresión de sus deseos.

 

En una naturaleza apasionada y gozadora, éste será el indicio de que, a medida que pase el tiempo, Binah irá imponiendo su criterio y eliminando deseos, orientando el alma hacia lo esencial.

 

Los treses aquí indicarán que la persona no podrá gozar de todos los poderes que hubiera deseado experimentar y que, si ella misma no adopta una cierta austeridad, ésta le será impuesta.

 

Así tendremos que los treses en Hesed supondrán que la razón frena los deseos; sometimiento de éstos a la voluntad superior, de la cual los treses son instrumento ejecutivo.

 

Anuncio, pues, de que sólo lo razonable se realizará entre la multiplicidad de deseos y, por consiguiente: medio ambiente pobre en recursos, respecto a las capacidades del individuo, de manera que éste se encontrará en un nivel inferior a sus talentos y merecimientos.

 

La fatalidad extiende aquí su manto y recorta los poderes del individuo.

Los treses en quinta posición los tendremos actuando en la esfera de Gueburah, donde el rigor adquiere su máximo esplendor.

 

Aquí, los treses incidirán directamente sobre el trabajo, que le vendrá impuesto al individuo por las instancias superiores, es decir, por los padres, los tutores, la sociedad.

 

Trabajo obligatorio, trabajo lleno de responsabilidades, con jefes duros y difíciles, pero dados a la lisonja.

 

Dificultades para encontrar trabajo en ciertos períodos, persona cumplidora, formal en el trabajo.

 

Por otra parte, pruebas dictadas por el destino: en el trabajo (jefes severos) con bastos; en el amor con copas; en las relaciones, luchas sindicales, con espadas; en la economía (ganarás el pan con el sudor de tu frente) con oros.

 

El tres en quinta posición ha de significar siempre un destino o karma maduro que aparecerá en el momento de la consulta y que hará vivir al individuo circunstancias difíciles y violentas relacionadas con su actividad, sea o no profesional, con sus aspectos, su maniobrar humano.

 

 

 

Los treses en sexta posición, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en la esfera de

Tiphereth y diremos, en primer lugar, que han alcanzado una zona de libertad, después de pasar por la servidumbre del estadio anterior, que bien puede compararse a la estancia del pueblo elegido en Egipto.

 

Aquí, el poder constructor de Binah encuentra los elementos apropiados para manifestarse a un nivel inferior, puesto que Tiphereth, como Binah, es un Vav, el del segundo ciclo de Séfiras.

 

Si los ases en esta posición significaban el amor de los justo, los treses han de significar construcción de lo justo.

 

A nivel sublime, ese templo interior que Binah había empezado a edificar en Hochmah (véase punto 2), se verá ahora consolidado.

 

Tiphereth es el centro crístico de lo universal, allí donde el fuego y el agua se armonizan y los hermanos enemigos trabajan conjuntamente.

 

Los treses en esta posición darán forma física a esta armonía y el individuo será el arquitecto de un nuevo mundo en el que todas las tendencias humanas podrán expresarse.

 

Así pues: aptitudes para la política, para actuar en las instituciones sociales; aptitudes para canalizar el pensamiento hacia fines concretos, dando forma precisa a la intención procedente de la voluntad.

 

Facultad de concretar, de sintetizar.

 

 

Los treses en séptima posición, en el tiraje cabalístico, indican que están actuando en la esfera de Netzah, donde Binah ejerce potestad por ser el regente del tercer ciclo, -el ciclo Vav-.

 

Como perteneciente a ese ciclo. Netzah tiene una función exteriorizadora y expresa toda la belleza que el ser humano había acumulado en su peregrinaje por el mundo, de modo que, en un sentido positivo, los treses operando en Netzah estarán esculpiendo en firme el amor y aportando a ese amor el mensaje del mundo elevado a que los treses pertenecen: sublime amor, amor de Dios, inteligencia del amor, es decir, comprensión de los misterios espirituales; amor filial, amor hacia personas mayores, amor generado por el destino.

 

Los treses aquí son una garantía contra la superficialidad y significarán austeridad en los gustos.

 

En el sentido invertido: carencia de facultades para el arte, falta de gusto, disminución del sentido ético, mala educación, ya que el individuo obedece a lo esencial y no se embaraza con maneras sociales. Oscurecimiento de las virtudes de Netzah, reducción de su ámbito creativo y concentración en algunos de sus aspectos.

 

Si los ases en Netzah expresan una voluntad de creación de la armonía y los doses crean la armonía a través del arte, los treses exteriorizarán esas energías a través de las obras sociales, uniendo las exigencias de la realidad de arriba con las de abajo.

 

 

Los treses en octava posición estarán actuando en Hod, el centro que busca la verdad por la vía del intelecto.

 

Si en el estadio anterior suponían la instauración de las armonías en el terreno de la inspiración, aquí supone la institucionalización de la verdad intelectual, dando a la vida un enfoque trascendente.

 

Con los treses en Gueburah la vida se encarrilaba a través de la prueba, hacia el consenso con la ley cósmica. Aquí, este trabajo ya ha sido hecho y el intelecto funciona de acuerdo con la ley universal.

 

Aceptación, pues, del sacrificio, de la restricción, preconización de una moral severa a través de los escritos, de los discursos: ideas respetables y represivas del instinto.

 

Pero el código moral del individuo puede no estar a la altura de lo que esta posición representa y entonces los treses en este centro señalarán al hipócrita que predica lo que él mismo no es capaz de cumplir; al dogmatizador puramente teórico, al "maestro" que no ha vivido lo suficiente para ser realmente un sabio y por cuya boca se expresa una tradición que él no ha sabido vivificar.

 

Por otra parte, esta posición anuncia un extremo rigor en la crítica, que el individuo puede volver contra sí mismo, denigrándose y despreciándose, o contra los demás.

 

 

 

 

 

Los treses en novena posición estarán actuando en Yesod, y produciendo ahí imágenes pesimistas y deprimentes.

 

El poder cristalizador de los treses hará que su posición en este Séfira se exprese con mucha más fuerza que otro cualquiera.

 

Así, tendremos: imaginación sombría; la respuesta automática de la mente ante una situación determinada será pesimista. Circunstancias restrictivas, temor de Dios, temor de la fatalidad.

 

En un sentido positivo: fuerte impulso a que los hábitos, la conducta, sean conforme a la ley.

 

En sentido negativo: falta de ilusiones, desconfianza hacia la mujer, hacia la madre, madre y esposa taradas, carácter ácrata en una mujer. Tendencia a huir de la mujer en un hombre.

 

 

Los treses en posición décima estarán actuando en Malkuth.

 

En un sentido positivo, significará que el individuo se produce la síntesis de las influencias del as y del dos, es decir, es el iniciado y el santo, el hombre que ha conseguido combinar armoniosamente el agua con el fuego.

 

En un sentido negativo, será un juguete en manos de la fatalidad: su destino estará programado desde lo alto y no gozará de la libertad para determinarse.

 

Puede tener defectos físicos constitutivos, malformación de los huesos, jorobas, lesiones en la columna vertebral.

 

 

 

 

LOS CUATRO CUATROS

 

 

 

Con los cuatros llegamos al reino de la suprema abundancia de Hesed, el instrumentador del Paraíso terrenal.

 

Los ases, doses y treses señalaban la fase inicial de algo: su nacimiento, su primera lucha interior para imponer mentalmente esa cosa nueva a propia naturaleza, la cual generaba exteriormente ciertas dificultades, y la primera implantación de ese algo en el programa de nuestra vida.

 

Con los cuatros abordamos la fase de consolidación, inscribiendo en nuestros deseos ese algo programado por los tres anteriores.

 

La aparición de los cuatros indicará, pues, que se está hablando de algo que ya existe y de lo cual se toma ahora plena conciencia.

 

El individuo se identifica totalmente con el asunto, lo hace suyo y vuelca sobre él todas sus ilusiones, toda su fuerza-deseo para que esa cosa sea lo mismo que, por su naturaleza, puede ser.

 

Sobre los cuatro confluyen las emanaciones de los ases, doses y treses, de modo que en ellos se encuentra una predisposición mental favorable a la feliz eclosión de aquello por lo cual se lucha.

 

Con los cuatros, los elementos empiezan e mezclarse, haciendo su mensaje oracular más complejo.

 

Por ser el segundo He del primer ciclo, pertenecen al elemento tierra; pero, como ya se ha explicado al hablar del nombre divino, constituyen también el Yod del segundo ciclo y a ese título pertenecen al elemento fuego.

 

Por último, como este segundo ciclo está regido por Hochmah, cuyo elemento es el agua, que es la dominante en ese segundo ciclo. El único elemento que no se encuentra activo en los cuatros es el aire, y ése es, precisamente, su talón de Aquiles: la falta de lógica que significa concretamente la no obediencia a la ley natural instaurada por Binah.

 

Este desacato a las leyes de Binah les costó a Adán y Eva la pérdida del Paraíso, y es preciso tenerlo en cuenta en el momento de formular el pronóstico, y advertir al consultante que sus deseos exaltados por el fuego y magnificados por la tierra lo conducirán fatalmente a la pérdida del Edén.

 

Fuego-aire-tierra aseguran a los cuatros una extrema fecundidad, tal como apuntábamos ya en el primer curso al hablar de Hesed.

 

Los cuatros actúan sobre la naturaleza-deseo del individuo, impulsándolo a conquistar para sí títulos, privilegios, prestigio, renombre..., produciendo en todo momento la exuberancia propia de Hesed, de manera que la persona no ambicionará esas posesiones sólo por tenerlas, como un avaro, sino para gozar de los privilegios inherentes a ellas, extendiendo ese placer a todo su entorno, generosamente, convirtiéndose él mismo en ese paraíso abierto a todas las dichas.

 

Diremos que tiene un carácter paradisíaco o que vive en un momento paradisíaco, en el que nada le ha de faltar en el dominio que señale la posición de la carta.

 

Al ser los cuatros el reflejo de Hesed, el cuatro de bastos será el Yod, el cuatro de copas el He, el cuatro de espadas el Vav y el cuatro de oros el segundo He.

 

Hesed se encontrará identificado con el cuatro de bastos, puesto que en este segundo ciclo realiza funciones de Kether a un nivel inferior.

 

Si en los tres tenía lugar la rebelión interna y externa, ilustrando el estadio en que necesariamente debemos desprendernos de parte de nuestra carta, de nuestro poder creador, para coagular "recinto", un espacio limitado en el que realizar la obra humana, en los cuatro vuelve a reconstruirse la unidad primordial.

 

En los cuatros ya hemos sido amputados de nuestra oposición interna y con lo que nos queda, con lo que hemos salvado de la tragedia de Binah, experimentamos el deseo de utilizar al máximo nuestro potencial humano, gozando de las posibilidades que nos ofrece, igual que lo hacen los supervivientes de una catástrofe, que festejan y se embriagan por haberse librado de un gran peligro.

 

Los cuatros suponen la semilla de los deseos, la exuberancia de los sentimientos, la constitución de ese paraíso del que ya conocemos el itinerario humano, de modo que de cada uno dependerá si el reino de los cuatros ha de constituir para él una morada estable o si será un simple tránsito en dirección al Este del Edén, acompañados imperativamente por las espadas de fuego de los guardianes.

 

 

Si los cuatros aparecen en primera posición, en el tiraje cabalístico, significará que una fuerza que debía actuar en los niveles de las emociones sube a las alturas de lo abstracto y capta el manantial del que nace la libertad y lo canaliza hacia los resultados prácticos.

 

Podemos decir que es una captación perversa, por cuanto lo inferior se apodera de lo superior.

 

En la posición a la inversa, es decir, cuando los ases ocupan el cuarto lugar, tenemos que una fuerza superior desciende a un nivel inferior para arreglar las cosas según sus normas, de lo cual sólo puede resultar un bien. Pero cuando es lo inferior lo que se apodera de los resortes de la voluntad suprema, cabe esperar una inversión de los valores.

 

Kether actuará, pues, con criterios hedonistas, persiguiendo los goces materiales como supremo bien.

 

Podríamos decir que la posición de los cuatros en uno es muy característica de la época actual, en la que todo se valora por criterios de rendimiento, de resultado y de goce.

 

Nos indicará al individuo abocado al placer, buscando resultados en posesiones materiales o un prestigio personal, cualesquiera que sean los medios que han de procurárselos. Afán de lucro, de goces, de dirigismo, de poder.

 

 

Los cuatros en posición dos estarán también por encima de su nivel, captando las fuerzas providenciales para objetivos profanos.

 

Será el tipo que organiza ritos, plegarias, procesiones, para que las cosas salgan bien. Rendirá culto al placer, a la personalidad, al poder, asociando a Dios con sus deseos.

 

Utilizará lo espiritual para lo material y se creerá él mismo fuente de toda moral.

 

El Bien no dispone aquí de las leyes de Binah para situarlo en su justo marco y goza de aquello que debería ser objeto de renuncia.

 

El incesto ilustra a nivel mundano esta situación, en tanto que supone la usurpación de unas funciones y la ocupación de un puesto reservado a un elemento de nivel superior.

 

En un sentido muy positivo: los deseos se elevan a las alturas de lo sublime y se impregnan del amor universal.

 

 

Los cuatros en posición tres estarán actuando en Binah y, por consiguiente, buscando en la ley la norma adecuada para el gobierno del mundo.

 

Si la posición es a la inversa, -los treses en cuarto lugar-, significaba una imposición de arriba en lo de abajo, es decir, un estado de dependencia y de tutela por parte de la divinidad, esta posición significará una búsqueda personal por parte del individuo de la norma divina; un deseo de trascendencia, al que sacrificará los placeres humanos.

 

Así pues, tendencia al sacrificio y a la autoinmolación, búsqueda del castigo divino, búsqueda de la situación inconfortable que le permitirá ser "mártir".

 

Los treses en cuatro señalan al elegido; los cuatros en tres, al discípulo que busca la complacencia del maestro.

 

Esta búsqueda de la perfección es ardua y es de presumir que las disposiciones interiores de ese individuo no todas sean sublimes.

 

Entonces buscará en el exterior la situación que se parezca a su impulso interior y se adherirá a ella, pero como esta situación no será más perfecta que en su propio fuero interno, la persona contemplará las imperfecciones y abandonará el contexto humano al que se integró. Así puede peregrinar toda la vida, hasta que descubra que es en sí mismo que debe generar la perfección, para que pueda encontrársela luego en el exterior.

 

 

Los cuatros en cuarta posición estarán en su patria, en el libérrimo Hesed, y se comportarán como don Pedro por su casa, ejerciendo sus funciones administradoras de la mejor manera posible.

 

El sentido que cabe dar a esta posición dependerá de las tres cartas que ocupen los puestos anteriores, que constituyen el triángulo de las fuerzas que mueven al individuo, ya que con los cuatros en cuarto lugar se limitará a ejecutar la política dictada por su voluntad.

 

La posición indica libertad de movimiento, es decir, posibilidades de realizar, sin obstáculos, los impulsos de su conciencia; de ser aquello que en el fondo desea ser.

 

El carácter será paradisíaco y abundante; será portador de bienestar y de paz, de felices soluciones.

 

En cuanto a acontecimientos, anuncia un período de felicidad paradisíaca.

 

 

Los cuatros en quinta posición estarán actuando en Gueburah y, por lo tanto, estarán instituyendo e instaurando solamente el rigor.

 

La escenificación del drama, en la vida de esas personas, puede alcanzar alucinantes teatralidades, que siempre tendrán un fondo bufonesco, cómico, ya que Hesed le pone comedia al drama, y aunque no vayan con la cara pintada, serán siempre un poco payasos o se encontrarán en situaciones de película de cine mudo, en las que la tragedia producirá carcajadas.

 

Será el individuo perseguido por las bromas cuyo drama producirá hilaridad.

 

Como Gueburah es el instituidor del trabajo humano, el que libra la "batalla de la vida", esa combinación incidirá en el trabajo de individuo, que puede ser el de cómico, "artista" o darle vocación para la ficción y el contraste.

 

Trabajará en algo que no será tomado en serio y en su vida florecerán extrañas especies.

La persona tendrá aires de jefe, buscará la independencia en su trabajo, el prestigio, el brillo, pero siempre acabará cayéndosele una mosca en su copa en el momento de brindar con champaña.

 

 

Los cuatros en sexta posición indican que el individuo dispone de un poder para establecer lo justo.

 

Aquí, Hesed trabaja en la esfera de Tiphereth, que es su vehículo natural de exteriorización -el Vav del segundo ciclo.

 

Hesed expresa necesariamente un desequilibrio, puesto que su centro se sitúa en la columna de la derecha; desequilibrio tanto más peligroso por cuanto se manifiesta de una manera agradable para nosotros, siendo fácil que lo confundamos con el Bien.

 

Pero cuando Hesed-cuatros se encuentran en Tiphereth, o sea, posición seis, su expresión va unida equilibradamente al rigor. Ya no es un rigor hilarante, como el producido por Gueburah, donde las dos fuerzas se alternan sin armonizarse. En Tiphereth se produce la perfecta conjunción, y el individuo expresa lo recto, lo que debe ser.

 

Será, pues, alguien que dispondrá de poderes para crear un mundo justo.

 

Si la posición de lo treses aquí dan al legislador, la posición de los cuatros darán al ejecutor de esas leyes, al político, al juez automáticamente justo, al hombre ponderado y bueno, capaz de aportar a la sociedad el Bien, no como anzuelo para obtener otras cosas, sino porque es así y no puede expresarse de otro modo. Es el precursor de Jacob, de Moisés, de Cristo y, según su estado evolutivo, se identificará con uno de esos tres sublimes momentos del alma.

 

Será siempre alguien que aportará claridad, optimismo, esperanza.

 

 

Los cuatros en séptima posición indicarán que Hesed está operando en Netzah.

 

Los cuatros son poder acumulado.

 

Netzah exterioriza las armonías a que han dado lugar las combinaciones en primer y segundo ciclos.

 

Los cuatros aportarán poder a la exteriorización de esas armonías, de modo que tendremos: facultades artísticas, poder de seducción y, en el plano de lo sublime, poder curador.

 

En efecto, Netzah es el centro a través del cual las sublimes vibraciones de Hochmah se expresan con la mente, dando al individuo la facultad de curar. Si ese centro es activado por Hesed, esa virtud será superlativa.

 

Faltará únicamente la aptitud, la capacidad, que sólo se adquiere a través de los centros de la izquierda, todos ellos interiorizados en Netzah salvo Hod.

 

Los cuatros en séptima posición expresarán, pues: gracia abundante, infinitos dones, entre ellos el de agradar, el de caer bien; favor de los inferiores, popularidad, virtud de tener seguidores, vedetismo, suerte en el amor, el juego, en la sociedad, en todas las manifestaciones exteriores de la mundanidad. Don de poner de buen humor a las gentes.

 

Aporta a los demás, alegría y bienestar.

 

 

 

Los cuatros en octava posición estarán actuando en Hod y darán al individuo la facultad de divertir con la palabra, con el escrito.

 

Mente generosa, tolerancia intelectual, manga ancha en la búsqueda de la verdad, poder de convicción, poder de lógica.

 

En Hesed, el pensamiento divino, que se representa de una manera abstracta en los tres Séfiras superiores, se concretiza y adquiere una forma arquetípica, comprensible para una mente humana.

 

Cuando las fuerzas de Hesed actúan en Hod, ese pensamiento arquetípico es insuflado en el intelecto, permitiendo que el hombre comprenda el mecanismo cósmico.

 

Bajando el tono de esta unión de fuerzas, diremos que los cuatros en octava posición propician la comprensión de lo que está por encima del entendimiento, de lo que normalmente escapa a la razón.

 

Hod es el arquetipo que construye el templo de la verdad en el que pueda morar el Ego y los cuatros aquí significarán que la verdad revelada ya está residiendo en ese templo.

 

En un sentido riguroso: persona propensa a la ironía, a los sarcasmos, vanidad intelectual, aires de superioridad, de perdonavidas, incapacidad de retener la verborrea, inacabables discursos divagatorios.

 

 

Los cuatros en novena posición estarán en Yesod, el centro cristalizador que es el vehículo de manifestación de Binah a niveles inferiores.

 

Aquí, Hesed producirá imágenes optimistas, llenando la conciencia de ilusiones y de bienestar.

 

Por crítica que pueda ser la situación real, los cuatros convencerán aquí al individuo de que no hay novedad.

 

Es una posición altamente tranquilizadora, y ello no quiere decir que las cosas tengan que irle necesariamente mal a la persona y que los cuatros aquí sean como una terapia hipnótica, a través de la cual se le convenza de que todo va bien.

 

Pero si los asuntos de la vida van mal, Hesed aquí impedirá que el individuo llegue a padecer por ello, y en ese sentido hará que la persona un adorable inconsciente que no se entera de su propia desgracia.

 

En términos rigurosos: puerilidad, inconsciencia, alegre vividor, irresponsable. En términos positivos: imaginación generosa; respuesta positiva de la mente automática; mujer alegre y jovial para un hombre; carácter feliz y generoso para una mujer.

 

 

Los cuatros en posición diez estarán actuando en Malkuth y darán al individuo un afán de poder, una sed de poder y, si salen en posición recta, la posibilidad de satisfacerla.

 

Tenga o no cualidades para ello, la presencia de los cuatros aquí hará al individuo importante; le dará responsabilidades sociales, políticas o financieras.

 

El individuo será buscado para puestos clave, recibirá homenajes, honores.

 

En sentido riguroso: hombre de paja, manipulado por terceras personas en vistas a oscuros intereses. A él no le importará la causa, con tal de que sea en ella el protagonista.

 

En sentido positivo: persona que actúa de una manera noble y elevada y que con su sola presencia trae la paz, el bienestar y la alegría a los que le rodean.



LOS CUATRO CINCOS

 

 

 

Con los cincos llegamos al tenebroso reino de la justicia violada.

 

El peregrino que se aventura en su dominio ha estado viviendo en un mundo sin ley, el representado por los cuatros; un mundo en que la libertad se expresaba de una manera total. Ya nublada la vista para la contemplación de las cosas de arriba, se hacía cada más evidente lo de abajo, desencadenándose a apetencia de esos bienes que son un mero reflejo del mundo de arriba, donde todo lo creado tiene su raíz, de manera que han estado persiguiendo una ilusión, un reflejo, un espejismo.

 

Ahora, Gueburah, a través de los cincos, sus instrumentos, se encargará de volverlos a la realidad.

 

Con los cuatros, la obra emprendida en el primer ciclo se ha consolidado y se ha extendido, ha gozado de favores y de circunstancias propicias: las fuerzas divinas han colaborado en su elaboración, pero para que todo ello pueda sostenerse es preciso que la obra se ajuste a las leyes que presiden en el universo.

 

Gueburah es el encargado de producir ese ajuste y lo hace violentamente. ¿Por qué de esa forma? Porque si la ley no ha sido respetada es debido a que el individuo no la conoce, ya que de otra forma el individuo utilizaría unas normas que le permitirían vivir sin violencias.

 

El golpe que recibe de Gueburah no es más que la consecuencia de ese desconocimiento.

 

Los cincos constituyen el He del segundo ciclo, donde el agua-emoción se encuentra en su grado de concentración máxima, por ser el segundo ciclo dominado por el agua y por ser el He, es decir, la fase correspondiente al agua. Podemos decir, pues, que la ley actúa a través de los sentimientos, impregnándolos interiormente de la necesidad de que todo sea conforme a esta ley y arrancando de cuajo y sin contemplaciones todo lo que no se ajuste a ella.

 

Visto desde el exterior, los efectos de Gueburah aparecen como un castigo, ya que nos despojan de los privilegios excesivos que nos habíamos concedido en el período anterior.

 

Los cincos actúan sobre la naturaleza emotiva del individuo, impulsándolo a hacer compatibles sus deseos con la ley universal.

 

Se trata, pues, de una domesticación de la

fuerza-deseo y esa domesticación sólo puede llevarse a cabo ejerciéndolos.

 

En los cincos, la corriente interiorizadora, -He-, es muy fuerte, de modo que el inconsciente se llena de dramáticas imágenes que, en los procesos naturales de la vida, se vuelcan al exterior, convirtiéndose en circunstancias, y es a través de ellas que el deseo aprende a respetar la ley.

 

Los cincos son el brazo ejecutor de la ley de Binah, el terrible brazo izquierdo de Dios.

 

El amor, la Providencia, ha cambiado de lado y podemos decir que opera al revés. En efecto, Gueburah, como segundo de este ciclo, está relacionado con Hochmah, que es el segundo de arriba.

 

Sabemos que en Hochmah todo es amor, todo es providencia y restauración de la armonía violada a través de la Gracia. En Gueburah esas cualidades se expresan negativamente, pero su manifestación es episódica, limitada al tiempo en que es necesaria.

 

Por ello, cuando observamos que aparece el Mal en una persona, no debemos identificarla con ese Mal, puesto que con toda seguridad desaparecerá de ella cuando haya cumplido sus objetivos y nuestros juicios, basados en el mal aparente, resultarán falsos.

 

Los cincos constituyen la más terrible prueba por la que ha de pasar toda empresa humana.

 

En el primer contacto con el rigor, con los treses, la criatura no estaba aún formada y no se renunciaba a una cosa concreta, sino a algo que podía ser. Con los cincos, la renuncia se refiere a algo que existe plenamente y que es preciso abandonar cuando más identificado se está con ello.

 

El cinco de bastos será el Yod; el cinco de copas, el He; el cinco de espadas, el Vav, y el cinco de oros, el segundo He.

 

Gueburah se encontrará particularmente identificado en el cinco de copas.

 

 

Si los cincos aparecen en primera posición, la de Kether, en el tiraje cabalístico, significará que el rigor se ha convertido en una necesidad imperiosa para la persona y diremos que necesita el castigo como el pan que come.

 

Entonces toda la estrategia de la voluntad estará volcada en la obtención de ese castigo y veremos cómo el individuo se orienta hacia situaciones de fracaso que han de conducirlo a una justa apreciación de los que actúan en esos niveles: voluntad de realizar la experiencia del Mal y aviso de que se acerca un período en que todo le irá de mal en peor.

 

Por otra parte, siendo los cincos representantes del trabajo humano, su vinculación con Kether indicará que el Ego es quien decide en las ocupaciones de la persona.

 

En un tema radical, esta posición supondrá una desorientación por parte del individuo, en sus años mozos, sobre el trabajo a realizar, puesto que el Ego va ejerciendo un dominio progresivo sobre el individuo a medida que avanza en edad y al llegar a la edad adulta ese dominio no es aún muy fuerte. Todo ello supondrá cambios en la orientación profesional, fluctuaciones y oscilaciones, hasta que, ya en plena madurez, el individuo pueda realizar un trabajo único y ser un predestinado.

 

 

Los cincos en segunda posición, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Hochmah y su influencia será muy parecida a la anteriormente descrita, pero en lugar de actuar sobre la voluntad, captándola enteramente para el Mal, actuarán sobre el sistema emotivo, al que Gueburah obedece con particular diligencia.

 

Si con los cincos en Kether el individuo se orientaba hacia situaciones de fracaso, aquí se encuentra ya inmerso en esas situaciones, a las que su Yo emotivo aspira secretamente.

 

Sus gustos e inclinaciones naturales lo llevarán hacia el castigo, el Mal, la guerra, el enfrentamiento, la circunstancia dramática y conflictiva. Y son sus aspiraciones superiores las que lo llevan a esto, a la manera del general que para defender a la patria se ve metido en una guerra.

 

Sin embargo, tanto en esta posición como en la anterior, hay un elemento providencial que juega sobre la intuición del individuo, de suerte que si su voluntad humana se pone al servicio del Ego, recibe la intuición de cuál es el camino a seguir; una suerte de inspiración que le guía hacia el trabajo adecuado.

 

 

 

 

 

Los cincos en posición tres, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Binah, el centro productor de la ley. Aquí, el rigor se manifestará bajo las formas legales: el castigo buscado será el de la ley. El individuo trabajará con las leyes, -no hay que olvidar que Gueburah es un centro de trabajo-, les dará forma con su esfuerzo y probablemente será su ilustración viva sometiéndose a su rigor para que los demás aprendan con su ejemplo.

 

Ello sucederá si interpretamos esta posición rigurosamente, y de ahí todos los derivados de esa idea: trabajo obligatorio, trabajo como castigo divino, trabajo en leyes, en la justicia, o propensión a ser castigado por la ley, de manera que aparezca como víctima de esa ley al realizar los trabajos de conciliación de errores cometidos en otras vidas.

 

La fatalidad de Binah ejercerá en la vida activa del individuo, haciéndose ley en su sangre y en su músculo, de modo que esta vida se verá estrictamente reglamentada y sometida a la ley superior.

 

 

Los cincos en cuarta posición, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Hesed y tratarán de establecer la ley en un dominio en el que debe reinar la libertad.

 

En efecto, el hombre debe elegir libremente los medios de su acción y descubrir en ellos lo que es lícito y lo que no es.

 

Aquí, los cincos tratan de decirle al hombre lo que está bien y lo que está mal antes de que él mismo elija, privándolo así de la experiencia que comporta esa libre elección.

 

Los cinco en cuarta posición significarán, pues, la censura, la restricción, la prohibición de algo que no viene a su hora, que se anticipa y, actuando la fuerza fuera de su órbita, no consigue más que resultados ficticios, dando lugar al hombre virtuoso porque en el marco en el que vive no tiene más remedio que ejercer la virtud. Esa virtud a la fuerza será una fachada, un decorado que se derrumbará cuando la fuerza del cinco tenga que retirarse inevitablemente a su demarcación.

 

Diremos, pues: imposición de restricciones, tutelaje, reglamentos y leyes sociales arbitrarias que limitan la libertad del individuo; ficción en la conducta profesional y social, aparentando un rigor que no tiene; período lleno de peripecias, tragicómico, que durará un tiempo limitado.

 

Esa limitación ha de producirse necesariamente siempre que una fuerza determinada esté fuera de su marco natural, y es una observación que el estudiante debe tener en cuenta constantemente al interpretar el mensaje de las cartas.

 

 

Los cincos en quinta posición, en el tiraje cabalístico, estarán en su sitio, en Gueburah, y cumplirán sus funciones a la perfección, extirpando de la vida del individuo exactamente lo justo y necesario, en el momento adecuado y no antes o después. Será la marca del individuo que tiene la valentía de enfrentarse con sus debilidades y cortarlas.

 

Será experto en los cortes, en la eliminación del pus, y en la vida social no será extraño que se oriente hacia la cirugía o que de algún modo esté vinculado a clínicas y enfermos.

 

Lo peor sería que no viera en esa vinculación una llamada de su naturaleza interna a extirpar su propio pus interior.

 

La aparición de los cincos en esta posición será señal de que el individuo debe prepararse para una operación quirúrgica: la que le libere de sus perversidades.

 

 

Los cincos en la sexta posición, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Tiphereth, que es su etapa siguiente, la que supone la superación del momento crítico que los cinco representan.

 

Tiphereth, como Vav de este ciclo, está relacionado con el cuerpo del pensamiento; es la otra orilla del mar Rojo, y si los cincos en Hesed suponen un intento de hacer respetar la ley antes de tiempo, aquí será indicio de que la ley se restablece con métodos futuristas, es decir, construyen el reino de lo justo a través del análisis mental, dándose cuenta de los errores, tomando conciencia de las implicaciones y responsabilidades del Mal y haciéndose el firme propósito de no volver a caer en tales errores.

 

Supone, pues, que el individuo no liquidará el karma que lleva encima, que será quemado en el fuego sagrado de Tiphereth y no tendrá que vivir las experiencias negativas que ese karma hubiera exigido.

 

Ya hemos hablado en el primer curso del perdón de los pecados gracias a la radiación crística para que nos entendamos en este sentido.

 

Los cincos indican aquí que el mecanismo del perdón del pecado ha entrado en acción.

 

A nivel mundano implicará el perdón de las deudas, de las ofensas, agravios, multas, del mal que puedan haber cometido a otros.

 

Sublimación, pues, de lo perverso y toma de conciencia, mediante el trabajo y el esfuerzo de la espiritualidad. Trabajos en comisiones de amnistías, etc.

 

 

Los cincos en séptima posición, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Netzah y liberando sus contenidos rigurosos a través del Séfira que exterioriza la alegría, el amor, la plenitud de la columna de la derecha.

 

Es evidente que en esa alegría y ese amor habrá un fondo tenebroso, que viene de un pasado lejano.

 

En efecto, los cincos se exteriorizan aquí más allá de sus fronteras, en un terreno en el que ya no deberían actuar. Si lo hacen, es sin duda porque no gastaron su pólvora en el momento oportuno.

 

El dolor que en su día debieron de producir no fue admitido por el interesado, se inmunizó contra él mediante alguna aspirina curalotodo y ahora se encuentra esa reliquia de su pasado a liquidar.

 

El rigor del cinco impide que su vida alcance esa plenitud que le hubiera proporcionado Netzah de no contar con esa presencia indeseable.

 

Así, diremos: perturbación en las manifestaciones exteriores del individuo, en la exteriorización de sus sentimientos, de sus impulsos éticos, de su labor social, que se verá así ensombrecida por motivaciones inconscientes que lo orientarán hacia personas feas, desagradables, de mal carácter.

 

Los vínculos con esas personas no serán duraderos, puesto que se trata de liquidar con ellos una deuda kármica y, una vez liquidada, desaparecen.

 

Orientación hacia obras de mal guato, aburridas o laboriosas; obligaciones sociales enojosas, situaciones violentas en la vida de sociedad, "planchas", enemigos sociales, tratos sociales con militares y guerreros, con bandidos.

 

Sentido ético alterado, perjuicios en la vida social, escasa suerte en el matrimonio y en la vida de relación.

 

Los demás generan servidumbres, todo ello debido a esa interferencia del pasado arcaico en la vida social, amorosa, ética, espiritual del individuo.

 

Guerra con los que deberían ser los aliados naturales; guerra fuera de tiempo.

 

 

Los cinco en posición octava, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Hod, el tercer centro de la columna de la izquierda, llenando de rigor la expresión oral y escrita del individuo, sus observaciones, sus ideas.

 

Sus palabras o su pluma le valdrán vivencias desagradables.

 

Como Gueburah rige el trabajo humano, el individuo realizará ciertamente un trabajo intelectual, pero la necesidad de rigor que expresará esta posición hará que su trabajo sea precario o que se expresen dificultades a través de él.

 

En tipos desarrollados, la restitución de la justicia, o sea, la vuelta a la ley, se efectuará a través del intelecto, es decir, el individuo ve perfectamente cuáles son las reglas, y las expresará oralmente o por escrito con gran vigor y claridad. Pero quizá él mismo no consiga conformar su conducta a esas reglas y entonces no será más que un teórico, el anunciador de un mundo en el que él es incapaz de vivir.

 

En tipos no desarrollados, esta posición indicará al retórico, el profesional de la palabra y del escrito, quizá el creador de <slogans> publicitarios y organizador de polémicas justas e intelectuales, al cultivador del hablar por hablar, cuya agresividad oratoria o panfletaria lo singulariza.

 

 

 

 

Los cincos en la novena posición, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Yesod y produciendo imágenes agresivas.

 

La mente automática reaccionará siempre poniéndose en lo peor y presentando las cosas a la conciencia bajo un mal ángulo.

 

Gueburah trabajará aquí sobre la imaginación, produciendo secuencias de una insólita violencia.

 

El Mal aparece aquí como una pura imaginación y sus consecuencias pueden ser mucho más terribles que si ese mal fuera real.

 

La persona influenciada por esa combinación de fuerzas puede adoptar decisiones catastróficas imaginando que en su vida existe un malvado al que hay que combatir.

 

 

Esto ocurre con los cincos en novena posición. La persona toma medidas contra un mal imaginario, es decir instituido en su imaginación, en su psique. Así la persona producirá un mal mayor a sí misma o a los demás.

Los cincos en décima posición estarán actuando en Malkuth y produciendo violencia en el cuerpo físico.

 

Las artes marciales le irán en cantidad al individuo, por decirlo a la manera de un pasota.

 

Si esa violencia se exterioriza, tendremos al agresor, al excitado, al militante de partidos violentos, al terrorista.

 

Si esa fuerza se interioriza, tendremos a la víctima, que recibe frecuentes heridas y cortes, casuales o provocados, al individuo que recoge las balas perdidas en las manifestaciones, al que recibe los palos en las reyertas y reivindicaciones, sea protagonista o simple transeúnte.

 

Tiene que experimentar físicamente la violencia y se verá propulsado hacia situaciones en las que pueda saciarse con ella.

 

Pero también tendrá una extraordinaria capacidad para el trabajo, valentía, coraje y asombrosa resistencia ante el dolor.

 

 

 

 

LOS CUATRO SEISES

 

 

 

 

Con los seises llegamos a la superación de la prueba, al reino feliz de Tiphereth, allí donde todo es belleza, todo es armonía.

 

En Tiphereth están vivas todas las tendencias emanadas de los demás Séfiras, a él van todos los caminos, como podemos ver por su posición en el árbol sefirótico.

 

Es el He de Kether en la columna central y a este título es un concentrado de poderes.

 

Por ser segundo en la columna central, realiza funciones de Hochmah, del cual es centro activo y reparador.

 

Por ser el Vav del segundo ciclo, tiene también a su cargo la función formadora de Binah, y en Tiphereth las semillas de Hesed dan fruto, después de haber superado "la tierra del dolor" de Gueburah.

 

La representación material de Tiphereth es nuestro Sol y del mismo modo que el Sol lo vivifica todo, indiscriminadamente, también los seises son fabulosos portadores de vitalidad.

 

Pero los seises constituyen el Vav del segundo ciclo y el Vav es el encargado de instituir la ley, de modo que los seises no han de vitalizar indiscriminadamente todas las tendencias del individuo, sino aquellas que son conformes a la ley.

 

La restricción de Binah se expresa así a nivel de actividades humanas y el Sol físico expresa esa restricción no calentando toda la tierra de una manera continua, sino con las intermitencias del día y de la noche.

 

Los seises son los estructuradores de la vida material. Representan al estadio en que el hombre ya se ha enfrentado con las primeras dificultades del período de creación, las que emanan de los treses; ya ha superado las dificultades, mucho más serias, derivadas de la obra ya instalada, procedentes del estadio de los cincos, y ahora, superados los estados emotivos, se dispone a establecer en firme su empresa en el mundo material.

 

Del mismo modo que los israelitas, tras el paso del mar Rojo, se encontraban en el umbral de la tierra de la leche y la miel, también aquí el individuo se sitúa en el umbral de un mundo de delicias, en el que todo ha de resultarle fácil.

 

Encontrará aún dificultades en su ruta, claro está, pero podrán ser resueltas civilizadamente.

Se puede, pues, anunciar al consultante: 1º Final de las dificultades. 2º Ha de resultarle fácil obtener lo que desea, porque se encuentra en una tierra fecunda y sólo dependerá de su esfuerzo el que su éxito sea mayor o menor.

 

Tiphereth, en su puesto central, representa el corazón de ese ser macrocósmico formado por los diez Séfiras, y del mismo modo que a nuestro corazón acude constantemente la sangre para ser purificada, así también los cuatro seises ejercen esa labor purificadora de las emanaciones procedentes de los demás Séfiras.

 

 Si en el tiraje cabalístico no aparece ningún seis, podemos concluir, de un modo general, que el Sol no ha salido para aquella persona en el asunto que consulta.

 

Faltará en su juego el elemento purificador susceptible de transmutarlo todo. Y, si el seis aparece, ahí donde esté, ahí se encontrará la solución del problema: ahí está la luz que ha de quemar las escorias.

 

El seis de bastos pertenece al elemento fuego; el de copas, al elemento agua; el de espadas al aire; el de oros, a la tierra. Tiphereth se identifica con el seis de Espadas.

 

 

Si en el tiraje cabalístico los seises se encuentran en posición uno, diremos que el Hijo ocupa el trono del Padre, de modo que tenemos aquí la imagen de un individuo que ha usurpado unos poderes y que ha pasado de este modo de una posición de subordinado a la de patrón y director de una empresa humana.

 

En un sentido positivo, hay una identificación tal con lo superior que no existe diferencia entre la política del Ego y la que persigue la personalidad episódica.

 

Podemos decir que el Padre ha llamado al Hijo a esas altas funciones para que, desde una posición más elevada, pueda contemplarlo todo con mayor objetividad.

 

En un sentido negativo, esa elevación de la perspectiva, desconecta al individuo de su realidad humana, hace que lo vea todo de una manera abstracta impersonal: será el tecnócrata, el planificador que no tendrá en cuenta el factor humano en sus cálculos y puede mostrarse perfectamente cruel sin que él lo sepa.

 

Es la marca de un hombre que asume funciones que no son las suyas y para las que no está capacitado: tirano, dictador, absolutista o... iniciado.

 

 

Los seises en posición dos realizarán funciones de Hochmah.

 

Tiphereth es la vía por la que Hochmah penetra en el mundo, se materializa y se sacrifica, tal como Cristo lo ilustró muriendo en la cruz de la materia.

 

Si Tiphereth, en lugar de estar en su puesto, trabaja a nivel de Hochmah, tendremos a un individuo que va hacia lo sublime con tal de escapar al sacrificio que supone estar en su puesto y trabajar con lo humano. Tendremos, pues, al teorizante de lo sublime, al que se dedica a las buenas obras de una manera abstracta, sin poner las manos en la masa.

 

En un sentido positivo, puede tratarse de un auténtico santo, que ya ha realizado anteriormente todos los trabajos humanos y se ha liberado de las experiencias físicas (difícil encontrarlo en el mundo actual).

 

En un sentido negativo, nos da el vividor, que se arropa en la religión para no hacer frente s sus compromisos materiales.

 

 

Los seises en posición tres, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Binah e impregnándose de la idea de sacrificio que rige allí.

 

La voluntad humana expresará una severidad impropia, no adecuada a la situación. Al individuo le gustará el rigor, pero visto desde arriba, desde la posición del juez que escucha y condena. Lo juzgará todo desde el ángulo de lo peor, no habiendo en él espacio para la bondad.

 

En un sentido positivo, será el que utilice las fuerzas que corresponden a un nivel más elevado y que no son las adecuadas.

 

En el plano espiritual dará el individuo que se eleva hacia la comprensión de las leyes que rigen el mundo, que estudia el mecanismo cósmico y alcanza el conocimiento por la vía del intelecto.

 

En sentido negativo, el que juzga despiadadamente y moviliza su voluntad al servicio del rigor, y aquel que, no pudiendo edificar en su interior el templo del espíritu, se dedica a edificar casas: el arquitecto, el maestro de obra, el albañil.

 

 

 

 

 

 

Los seises en posición cuatro, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Hesed y darán la personalidad paradisíaca, que todo lo acepta, lo comprende, lo tolera. Será pletórico, expansivo, capaz de trabajar en muy diversos dominios.

 

En un sentido positivo, será el creador de un mundo para todos, el hombre que a través de la política, la sociedad o a cualquier nivel que se mueva, aportará optimismo, deseos de vivir, esperanza, goce.

 

En sentido negativo, es el individuo que no ve límites a su expansión, que quiere hacerlo y mangonearlo todo, acaparando funciones, títulos, multiplicando los negocios y estando persuadido de que nadie lo hace tan bien como él.

 

Al lado de tal individuo será difícil tener un puesto porque él lo invadirá todo.

 

Por otra parte, su vivir paradisíaco puede ser portador de gérmenes de rigor, que más tarde deberá sufrir.

 

Esta posición significa expansión, éxito social y político y, en lo físico: tendencia a engordar.

 

 

Los seises en posición cinco, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Gueburah y la voluntad del individuo se inclinará hacia el Mal.

 

Algo habrá quedado pendiente de pago en un pasado, que hará que el individuo se vea obligado a sumergirse en ese pasado para pagar la deuda.

 

La personalidad se verá obligada a expresarse en el mundo del dolor, no como teórico o legislador, como en la posición tres, sino como ejecutivo.

Si se trata de un hombre, será él mismo el protagonista de ese dolor; si es una mujer, la experiencia dolorosa le será suministrada por un hombre.

 

Actuación en la dificultad, en el drama, en la guerra.

 

Inclinación por el estado militar, por todas las profesiones que resulten conflictivas, problemáticas y peligrosas.

 

Indica que al individuo sólo le entrará algo que debe comprender por la vía del dolor, produciéndolo a los demás o en sí mismo.

 

 

Los seises en posición seis, en el tiraje cabalístico, estarán en el puesto que les corresponde. Recibiendo equilibradamente fluidos de todos los centros de vida, incorporarán a la voluntad todas las emanaciones, dando lugar a un persona, un negocio, un cosa, equilibrada y perfecta.

 

Para juzgar correctamente la importancia de esta posición, será preciso ver cómo se distribuyen las demás cartas en el tiraje, ya que si ciertos centros se encuentran demasiado activos o poco estimulados, es evidente que sus emanaciones llegarán mal a Tiphereth, el ejecutor, y que la función de seis no podrá ser correcta.

Podemos decir: fidelidad a lo que es superior y respeto a las exigencias de lo inferior en la obra humana.

 

 

Los seises en posición siete, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Netzah y en una posición adelantada.

 

La voluntad estará volcada en la construcción del futuro y en la vida mundana esta tendencia se manifestará como una preocupación por el detalle, la nota que va más allá de lo necesario, de lo natural.

 

Será la marca del individuo que no se presenta jamás en ningún lugar sin un regalo, sin un detalle, un obsequio para los demás.

 

Añadirle algo a lo cotidiano, algo hermoso, suntuoso, fragante, será para él una obsesión.

 

El arte representa ese más allá de la vida cotidiana, es el que anticipa, el que descubre y revela a la sensibilidad lo que en un futuro será patrimonio de todos, de modo que esa posición anuncia capacidad para captar lo que los demás humanos aún no perciben: aptitudes artísticas.

 

En sentido negativo: necesidad de lujo, de comodidades superfluas y excesiva atracción por la comida.

 

 

Los seises en posición ocho, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Hod y aportando la luminosidad de Tiphereth al centro productor de la inteligencia concreta.

 

El intelecto recibe así un suplemento de la luz que le permite descubrir ideas que de otra forma hubiesen permanecido en la penumbra.

 

Esta posición será, pues, la marca del individuo que aporta a la comunidad humana ideas nuevas, como antaño Prometeo aportara el fuego del cielo a la Tierra.

 

Si en la posición siete los seises realizan una función anticipadora a través de la sensibilidad, en esta posición la realizan a través de la inteligencia, dando lugar al que estudia en la Tierra las leyes del cielo, a científico, al sabio, a ese doctor Fausto de la fábula que, después de haber arrancado todos los secretos de la materia, se dirige a Lucifer para que le aporte la luz que él por sí solo no puede captar.

 

Hod pertenece a la columna de la izquierda, donde las tinieblas ejercen su dominio.

 

La Luz de Tiphereth disipará en parte esas tinieblas y permitirá que las construcciones humanas contengan una parte de verdad.

 

Si la posición de los seises en uno y dos, en sentido positivo, podían dar al iniciado o al santo por revelación, esta posición puede dar también al iniciado gracias al trabajo humano realizado y a las experiencias vividas.

 

En un sentido negativo, dará al hombre que utiliza los conocimientos trascendentes para sacarles un provecho material.

 

 

Los seises en posición nueve, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Yesod, el centro productor de imágenes, donde las fuerzas instintivas procedentes de Malkuth son muy poderosas.

 

De modo que aquí las energías de Tiphereth se encontrarán en posición de sometimiento a la fuerza inferior, a la que otorga así un poder que normalmente no tiene.

 

Diremos, pues: imaginación poderosa, mente instintiva que cree poseer la verdad, potenciación de lo que por su naturaleza, debe permanecer subordinado: el capricho, lo nimio, lo episódico, dándole categoría solemne.

 

En una persona de sexo masculino, esta posición indicará sometimiento a la mujer; en una mujer; poder de someter y esclavizar al varón.

 

En general: utilización del potencial espiritual para la realización de obras de segundo orden; prioridad en la imaginación sobre la voluntad; inversión de valores.

 

 

Los seises en posición diez, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Malkuth, dando al individuo maneras equilibradas y solemnes y una tendencia hacia los comportamientos nobles y elevados.

 

De su propia personalidad física se desprenderá una luz que atraerá irresistiblemente a los demás hacia él.

 

Será un guía en situaciones difíciles, un hombre que jamás perderá la tranquilidad y los nervios.

 

Él será su propio patrón, su propio maestro y, profesionalmente, no dependerá de nadie.

 

 

 

 

LOS CUATRO SIETES

 

 

 

Con los cuatro sietes abordamos la etapa final de la Creación, la etapa Vav, en la que Binah tiene una actuación estelar. La sagrada Cábala dice que la obra divina tiene lugar en cuatro mundos: el de las emanaciones, que recibe el nombre de Atziluth y que comprende los tres Séfiras superiores, -Kether, Hochmah y Binah-, que suponen el Yod; el mundo de la creación, que recibe el nombre de Briah y que comprende los tres Séfiras intermedios, -Hesed, Gueburah y Tiphereth-, que suponen el He; el mundo de formación, que recibe el nombre de Yetzirah y que comprende los tres Séfiras inferiores -Netzah, Hod y Yesod-, que suponen el Vav; y el mundo de acción, que recibe el nombre de Assiah, representado por Malkuth, que supone el segundo He.

 

En la terminología esotérica cristiana, esos cuatro mundos corresponden al mundo de pensamiento, mundo del deseo, mundo etérico y mundo físico. Con Netzah entramos en el mundo de formación, a través del cual todas las cosas se instituyen, del mismo modo que las pulsiones destinadas a ser realidades firmes viajan a través de nuestros éteres desde los mundos superiores hasta nuestro organismo físico.

 

El mundo eléctrico es la contrapartida del mundo físico y ya nada puede impedir que aquello que los éteres contienen se convierta en una realidad física inmediata. Por ello, al analizar la última carta, el seis de oros, correspondiente al ciclo anterior pero corregentado por Netzah, decíamos que expresaba el presente.

 

Ahora nos encontramos plenamente en ese presente, en lo que va a ser irremediablemente exteriorizado.

 

En el período Yod -1,2,3-, algo ha emanado de nosotros y, tras un estadio de dudas y vacilaciones, ha adquirido una forma mental.

 

En el período He -4,5,6-, hemos puesto en circulación el potencial de los deseos para crear, es decir, para dotar de vida a aquella forma mental, haciéndola sustancia nuestra, nuestro hijo, nuestro objeto, más querido que nosotros mismos, y de ahí nuestros sufrimientos cuando Gueburah nos obliga a reducirlo, a desfigurarlo para hacerlo conforme a la ley, y cuando Tiphereth lo arranca a nuestros sentimientos para sublimarlo.

 

Y ahora será cuando la cosa, ya fuera de la esfera de la pasión, va a ser objetivada en el mundo físico de acuerdo con el modelo que ha sido interiorizado.

 

En los períodos 7, 8 y 9, la realidad interior buscará la forma de que lo sea también exteriormente y para ello será necesaria que esa realidad interior sea compartida.

 

Las Vav serán, pues, cartas de relación.

 

Netzah, a través de las fuerzas de Libra, rige la vida amorosa, es decir, la búsqueda del otro complementario, gracias al cual nuestra obra cobrará extensión.

 

En la vida social, también Netzah promocionará la búsqueda del otro, del socio, del que comparta el interés por la obra a realizar y aporte su caudal humano para perfeccionarla.

 

La idea directriz de los sietes será, pues, perfeccionamiento y, para conseguirlo, búsqueda de medios: humanos, económicos y sociales.

 

El individuo cederá parte de su poder y sus logros, sus ideas, a fin de que, compartiéndolos con los demás, su acción pueda ser más vasta.

 

Ello llevará a una disolución de su personalidad en el medio social, a una fusión del Yo con el otro.

 

Los sietes actúan, como queda dicho, sobre la naturaleza etérica del individuo.

 

Netzah es el que pone en marcha la solución de síntesis, solución de compromiso entre lo exigido por el Ego y lo aceptado por la personalidad emotiva.

 

Hay una mística del siete. En lotería, se lo considera algo así como un número mágico.

 

Aquí vemos, en parte, a que obedece esta reputación. Es el número de la exteriorización, el que saca fuera los tesoros que el individuo llevaba dentro, el que hace que el amor cese de proyectarse hacia dentro para derramarse al exterior y llevarnos a descubrir lo que en el mundo guarda afinidad con nuestro modo de ser, empezando por el que ha de ser compañero o compañera de nuestra vida.

 

Esta clave debe tenerla muy en cuenta el estudiante al analizar los resultados del tiraje de cartas: ahí donde el siete aparece significará que el individuo se dispone a compartir aquello que la posición indique. Lo hará recta o torcidamente, por su bien o por su mal, pero indicará que la persona renuncia a llevar las cosas personalmente y que cede parte de las riendas de su vida, de sus negocios, de lo que sea, al otro.

Si una tirada está huérfana de sietes, será señal de que el individuo no ha superado la etapa del egocentrismo en el asunto objeto de la consulta, y que necesita atiborrarse de ello, necesita comérselo solo, no habiendo llegado aún a la fase en que compartir lo que tiene es una necesidad imperiosa. En lo mundano, se trata, claro está, de compartir un negocio para engrandecerlo, compartir una vida para disponer de otro Yo más allá de sí mismo, pero este movimiento del alma no es más generoso, más amplio, al que un día la humanidad accederá de una manera natural.

 

El ideal de Netzah es el expresado por Cristo en su mandato de compartirlo todo con el hermano, puesto que Netzah se encuentra más allá de Tiphereth y la ley del Redentor ya es activa en ese centro, aunque los usuarios de esa fuerza no consigan comprenderla, esto es, aprehenderla en toda su intensidad.

 

El siete de bastos será el Yod; el siete de copas, el He; el siete de espadas, el Vav, y el siete de oros, el segundo He.

 

 

 

 

Los sietes en posición uno, en el tiraje cabalístico, indicarán que la necesidad exteriorizadora es total y absoluta, puesto que capta las fuerzas de la voluntad primordial.

 

La búsqueda del otro, de la persona con la cual compartir las ideas, los sentimientos, con la que realizar una obra en común, será el único objetivo de ese individuo.

 

Ya no le basta tener una autoridad, un prestigio, un poder, como era el caso de los cuatros en posición uno. Aquí, el individuo necesita convencer, obtener cooperaciones y adhesiones plenamente consentidas.

 

 

Los sietes en posición dos captarán las virtudes generosas de Hochmah para la realización de su obra humana y tendremos al individuo con una suerte insolente en el amor, en los negocios, en la expansión de sus empresas, encontrando, más allá del lugar en que está instalado, medios para amplificarse.

 

Podemos decir: Dios protege sus afanes y si esto es así no se debe, sin duda alguna, a una casualidad, sino a un merecimiento al que se ha hecho acreedor del individuo por su actuación en otras vidas.

 

El mundo del pensamiento se refleja en los éteres y en esta posición los sietes captan de manera perfecta las esencias luminosas acumuladas en Hochmah.

 

Según la composición material de este cuerpo del pensamiento, el individuo exteriorizará felizmente, con suerte asombrosa, su contenido.

 

En un plano superior: amor por todo lo creado, deseos de fundirse con el cosmos.

 

En un sentido inferior: amores múltiples, empresas múltiples, es el hombre que quiere abarcarlo todo.

 

 

Los sietes en posición tres, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Binah, que es el regente de ese tercer ciclo y ello hará que el individuo se imponga una restricción, un freno, en su programa de realizaciones, a fin de que éstas sean conformes a la ley divina.

 

En un sentido positivo, las fuerzas morales iluminarán a la persona, a fin de que mantenga sus empresas en sus justos límites.

 

En sentido negativo, propensión a encontrar aliados defectuosos o pertenecientes a una generación superior, programados para exteriorizar algo distinto a lo suyo, de manera que en estas sociedades habrá la semilla del desacuerdo. Mala orientación de los negocios; negocios arcaicos, ya explotados anteriormente, malos negocios. En el amor, unión con personas mayores, de tendencia restrictiva y mal carácter. El germen de la división penetra aquí en el individuo cuando se disponía a realizar una obra social que abarca más allá de sus posibilidades personales.

 

 

Los sietes en posición cuatro, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Hesed. Aquí no habrá freno alguno que delimite la exteriorización del individuo; al contrario, utilizará los infinitos recursos de Hesed para que las construcciones materiales sean esplendorosas.

 

Atracción hacia todo lo que es suntuoso, espectacular: necesidad de espacio físico, de moverse entre gente importante; fácil obtención de favores de parte de reyes, príncipes, magnates, protecciones de gentes bien situadas, amor hacia las personas de corte jupiteriano, expansivas, gordas, algo mayores o que lo parezcan.

 

Esta posición garantiza la felicidad mundana. Los negocios irán bien, se despertarán simpatías en esferas superiores respecto a las que frecuenta el individuo, se gozará de privilegios, de medidas de favor por parte de las autoridades. En una palabra: los negocios serán protegidos.

En el terreno espiritual: protección viniendo de entidades superiores.

 

En lo negativo: protecciones a cambio de afecto, simpatía o sexo, dando lugar al gigoló, al chulo, al amante estipulado.

 

 

Los sietes en posición cinco, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Gueburah, llamando así al extremo rigor para la exteriorización de sus ambiciones.

 

Si en tercera posición el individuo ya se imponía una restricción, buscando a personas defectuosas, aquí necesitará auténticos Frankestein para realizar su programa.

 

Anuncia, pues, una alianza con personas moral o físicamente defectuosas, personas que llevan encima un pesado karma.

 

En un sentido positivo: será alguien que se interesará en la organización de la vida de los enfermos, los lisiados, los presos, los que sufren alguna restricción y a esa tarea puede aportar infinitos recursos de ternura y simpatía.

En sentido negativo: búsqueda de lo feo y desagradable para el desarrollo de su programa humano.

 

En los cincos en posición siete, el individuo se encuentra con lo feo. En los sietes en posición cinco, es él quien va en su busca. Amor por personas violentas, crueles, sadismo, masoquismo. Obras en las que lo bello y lo perverso alternan.

 

 

Los sietes en posición seis, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Tiphereth y expresarán equilibrio y perfección.

 

Sin embargo, como ese equilibrio pertenece a una etapa anterior, tendremos aquí un individuo que exterioriza algo que no supone una novedad creativa, sino que corresponde a una norma preestablecida y que respeta como tal.

 

Podemos decir que son los elementos de cultura interiorizados en él lo que se expresa, de modo que buscará el cónyuge con las cualidades que, de acuerdo con las convenciones, debe tener; el aliado "como debe ser". Respeto de lo convencional, amor de ese orden, identificación con el poder, acatamiento a la autoridad, persona de orden en la manifestación de sus tendencias.

 

 

Los sietes en posición siete, en el tiraje cabalístico, estarán en su feudo y realizarán sus funciones en completa independencia.

 

Su misión es exteriorizar lo que en etapas anteriores el hombre ha hecho suyo con toda la intensidad de sus sentimientos; exteriorizarlo de manera armoniosa y bella, teniendo en cuenta las posibilidades que ofrece el medio ambiente en que se encuentra el individuo.

 

Los sietes en Netzah combinarán la necesidad interior con la circunstancia para realizar lo posible y lo adecuado.

 

Netzah contiene todos los flujos de los Séfiras anteriores, siendo un centro de vida preparado para expresar la perfección.

 

Esta posición significará, pues, habilidad en la búsqueda de lo perfecto, en la búsqueda de lo mejor.

 

En sentido positivo, esta tendencia se expresará en el medio social o político, dando el constructor de la sociedad justa.

 

En sentido negativo, plasmará esa armonía interior en un lienzo y será el artista inspirado, el artesano, el edificador de jardines

y parques que ofrece la imagen anticipada de un mundo armónico y mejor.

 

 

Los sietes en posición ocho, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Hod y anunciarán una de las más bellas virtudes del hombre: la de saber decir las cosas con tacto, con delicadeza, con espiritualidad.

 

La construcción de su universo se realizará a través de la mente y lo que sale de esa mente agrada, cautiva, emociona. Es la marca del escritor, del periodista, del locutor, del actor, en lo que dicción se refiere.

 

La restricción inherente a Hod se realiza a niveles mentales, expurgando del vocabulario las palabras hirientes.

 

Pero con Hod nos acercamos al final de un ciclo de manifestación y, en ese sentido, en lo que Hod tiene de fase final, diremos que esta posición da amor a lo decadente.

 

Lo decadente inspira, sagrada, el alma se siente revivir en ello y para dar un ejemplo concreto de lo que queremos expresar, citemos Venecia, la monumental ciudad que se va hundiendo en las aguas. Esta posición anuncia amor a Venecia, amor a todo lo que se encuentra en su hora final, amor al vestigio histórico, a la investigación histórica.

 

 

Los sietes en posición nueve, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Yesod, que es su vehículo natural de exteriorización. Las semillas de Netzah se convierten aquí en planta prematuramente, sin haber pasado por el período de gestación.

 

Evidentemente, el fruto no puede ser bueno porque no pueden saltarse las etapas, de manera que esta posición desvelará al impaciente, al que obra apresuradamente en la elección de sus compañeros, al que confunde sus sueños con la realidad y pretende realizar sus sueños de manera inmediata. Sueños de amor, sueños de un mundo mejor.

 

Yesod produce esas imágenes sublimes y el individuo se cree con misión de ejecutarlas.

 

Eterno insatisfecho por la realidad, no es nunca la reproducción exacta del Yod, es decir, de las puras intenciones, sino lo que con éstas ha elaborado el medio ambiente (He) y lo que las leyes del Vav han permitido que se haga.

 

 

Los sietes en posición diez, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Malkuth y dando al cuerpo físico esa armonía y gracia que se desprende de Netzah.

 

Serán personas agraciadas, que expresarán con su cuerpo ese proyecto de mundo perfecto inherente a Netzah.

 

Es el anuncio de un resultado final bello, armonioso, rico en contenidos, sabroso, apetecible, casi perfecto.



LOS CUATRO OCHOS

 

 

 

Con los cuatro ochos nos encontramos en la etapa He, interiorizadora, del mundo de formación.

 

Los ochos están regidos por Hod, el tercer Séfira de la columna de la izquierda.

 

En el primer estadio del rigor, el representado por Binah, la ley nos viene dictada por el destino, desde arriba e inapelablemente.

 

En el segundo estadio, representado por Gueburah, son nuestros propios deseos quienes, consciente o inconscientemente, nos orientan hacia situaciones dramáticas que nos pondrán de nuevo en el camino de la ley violada.

 

En este tercer estadio, es la razón la que descubre la ley en las elucubraciones internas y, bajo su impulso, el individuo abandona todo comportamiento que no se ajuste a la ley recién descubierta por la conciencia.

 

Los ochos expresan esa labor interna. Toman el mundo de maravillas propuesto por los sietes y de ese material expurgan lo que no se ajusta a la norma que el individuo ha descubierto. Esa norma elaborada por Hod puede no ser exactamente la divina: hay un largo camino a recorrer entre la razón humana y la razón divina y es por etapas que Hod lo va recorriendo.

 

Hod a través de los ochos, va ordenando la actividad humana de acuerdo con una norma interior que se ajusta cada vez más a la norma general, la divina, la cósmica.

 

La aparición de los ochos en un juego significará, pues, que el individuo está rectificando, está recortando, reajustando, haciendo que la exteriorización sea la copia conforme de una perfección interior relativa.

 

De ahí el sentido crítico que acompaña a los ochos: actitud crítica respecto a los demás, a ese tropel de candidatos propuestos por Netzah y sus sietes.

 

Los ochos pasarán por el tamiz crítico todo ese material humano, lo observarán, lo auscultarán sin ese alegre entusiasmo característico de Netzah-siete, y seleccionarán lo que resulte realmente conforme a esa conciencia de las cosas que Hod ha elaborado. Sólo lo que ha pasado la prueba de los ochos aparecerá plasmado en el exterior en esa última etapa de realización de una empresa determinada.

 

Si realizamos una síntesis de todo lo dicho sobre los ochos, tendremos que: con los sietes, la mente concreta del individuo, la que recibe a través de los Éteres las emanaciones de arriba, incorpora a su programa de acción todos los elementos que le parecen idóneos a la ampliación de lo que hasta entonces fue una experiencia intimista, y lo hace con criterios muy vastos, tal como corresponde a las fuerzas de la derecha. Pero esos elementos propuestos por Netzah, para poder actuar, necesitan un ropaje material, una organización física que les dé una carta de naturaleza.

 

Aquí es donde interviene Hod con sus ochos.

 

Como es sabido, todas las pulsiones espirituales no pueden convertirse en acciones materiales: deben, necesariamente, perder parte de su luz para poder pasar de un mundo a otro.

 

A este trabajo de expurgación se dedican Binah, Gueburah y Hod, de modo que los ochos recortarán necesariamente el primigenio programa de Netzah para que pueda instituirse en el mundo material.

 

El ocho de bastos será el Yod; el ocho de copas, el He; el ocho de espadas, el Vav, el ocho de oros, el segundo He.

 

 

Los ochos en posición uno, en el tiraje cabalístico, estarán ocupando el trono de Kether y ejerciendo desde lo alto de la psique del individuo una función crítica avasalladora y total.

 

En lugar de someter a examen las cosas una por una, a medida que se van produciendo, este individuo será el crítico absoluto de la totalidad de la existencia, aplicando a lo trascendente unas normas que estaban bien funcionando a su nivel, pero que no corresponden en absoluto a la amplitud que intentan abarcar.

 

El enfoque no es correcto y es probable que ese individuo sufra de la vista, síntoma físico éste que revelará una miopía de mucho mayor alcance a nivel intelectual.

 

Lo criticará todo por principio y su sed de análisis, de rectificación, de reajustamiento, será insaciable.

 

En una empresa, querrá cambiarlo todo, suprimirlo todo, encontrándolo todo defectuoso e impropio.

 

Una fuerza que desciende es siempre portadora de bien en las esferas inferiores; una fuerza que se eleva, si no ha sufrido previamente un proceso de sublimación extraordinario, ha de ser siempre portadora de desorden y de mal.

 

 

 

 

Los ochos en posición dos estarán actuando en Hochmah y aportando limitaciones a la fuente del eterno amor y de la bondadosa Providencia.

 

Querrá racionalizar algo que, por su naturaleza, escapa al poder de la mente concreta y lo único que conseguirá será esterilizar las fuerzas restauradoras, rindiéndolas inoperantes.

 

En la vida real, esta superposición de fuerzas siempre ha dado resultados negativos.

 

Cuando un científico ha pretendido investigar los métodos de un curandero que curaba auténticamente, el resultado ha sido destruir la confianza del paciente en el curandero, privándose así de las virtudes reparadoras de Hochmah que le eran infundidas a través del curandero.

 

Hochmah no puede ser comprendido con los medios de que dispone Hod y el intento siempre es portador de desgracia.

 

 

Los ochos en posición dos significarán, pues, que el individuo se enfrenta a lo irrazonable con la razón concreta, con resultados casi siempre destructivos. Sólo en individuos de gran elevación espiritual esta posición puede representar la traducción a niveles concretos de realidades abstractas.

 

 

Los ochos en posición tres estarán actuando en Binah, un dominio que no les es extraño, ya que se trata de su superior jerárquico.

 

Desde ese trono, los ochos instituirán leyes sobre las pequeñas cosas: tendencia ordenancista, reglamentarista.

 

En un sentido positivo, vocación para el estudio de las leyes de la naturaleza: en lo infinitamente pequeño se descubre lo infinitamente grande; estudio de las estructuras materiales con el microscopio.

 

En sentido negativo, negación de la espiritualidad, precisamente por haber descubierto ciertos secretos de la estructura material que permiten comprender las leyes de formación de la materia, sin llegar a comprender las leyes de la energía que esa materia viste.

 

Esa unión de fuerzas canaliza el intelecto hacia el descubrimiento de lo material como si fuera lo único existente.

 

 

Los ochos en posición cuatro, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Hesed.

 

Aquí, Hod pasará a criba la organización social y política montada por Hesed con criterios hedonistas, orquestada por los deseos.

 

Los ochos significarán que un principio de austeridad y de selectividad estará presente en la construcción del paraíso particular del individuo.

 

La combinación dará lugar al aguafiestas, al que combina placer y enseñanza, a uno que pretende culturalizar al cliente durante los ocios.

 

La función crítica, censuradora, de Hod se estará realizando a un nivel que tampoco es el adecuado y, ni siendo natural, la acción de los ochos aquí resultará forzosa, de manera que, por un lado, se requerirán circunstancias extraordinarias para poderla ejercer, como por ejemplo un estado de dictadura, y, por otra parte, tampoco esa censura resultará beneficiosa para el destinatario porque le será impuesta mediante una violencia. Sólo en personas muy evolucionadas esta posición puede ser positiva, y esto significará que la morada del Ego, ya edificada en el interior de la persona, es prestada a las jerarquías que preside Hesed para que utilicen las fuerzas individuales para el establecimiento del paraíso en el mundo.

 

 

Los ochos en posición cinco, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Gueburah, el centro del máximo rigor.

 

Aquí, la crítica será ejercida sobre sí mismo, sobre su entidad emotiva, censurando en uno aquello que no corresponde a la idea que uno se hace del Bien.

 

Pero como Gueburah representa un estadio anterior, ya superado, el individuo se proyectará hacia su pasado, reprochándose hechos acaecidos hace ya mucho tiempo.

 

Como sea que la actividad interior es productora de los acontecimientos exteriores, esta dinámica producirá una resurrección del pasado y volverán a aparecer gentes que, anteriormente, han desempeñado un papel en nuestra vida, y no precisamente el papel del bueno, sino todo lo contrario.

 

La posición anuncia, pues, encuentros con personas con las que en el pasado se han vivido problemas. Ese pasado puede referirse a una época anterior de la actual vida, pero también al pasado ancestral de vidas anteriores.

 

A nivel de destino, esta posición señala lazos Kármicos: literalmente, el presente busca su pasado, lo reconstruye, lo reedifica, en una especie de obsesión por comprenderlo.

 

A nivel anecdótico, representa esa misma búsqueda, pero referida a un hecho del pasado, a algo que fue puramente emotivo, sin lógica y que, por lo tanto, no fue comprendido por la razón, y ahora se intenta comprender.

 

Hay en esa actitud el nacimiento de un tormento y un difícil empeño, ya que los sentimientos forman parte de un mundo, con sus leyes, que la razón no puede comprender con las suyas.

 

Será mediante una síntesis creadora que todo se clarificará.

 

Para concretar más el problema, digamos que la razón ha recibido orden de instituir en la realidad algo que no comprende y antes de ejecutar la orden quiere comprender.

 

 

 

 

 

Los ochos en posición seis, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Tiphereth y centralizado la función crítica, instituyéndola, no como una verdad relativa, -que es lo que realmente es, puesto que Hod se sitúa en la columna de la izquierda, la de lo perecedero-, sino como una verdad permanente.

 

Ello ha de dar al crítico brillante, al profesional de la crítica, a la "autoridad" en una materia determinada, al profesor que desde su cátedra proclama la verdad oficial.

 

El centro de búsqueda de la verdad se habrá desplazado y, en lugar de buscar la verdad íntima sobre los problemas vitales que la existencia le plantea, será el instituidor de una verdad convencional.

En el plano espiritual, fusión del conocimiento con la fe para instituir en la Tierra la doctrina de Cristo.

 

En el plano profesional, da al profesor que imparte toda clase de conocimientos científicos, puesto que todos los flujos van a parar a Tiphereth y los ochos en ese centro asegurarán la comprensión racional de todo lo que la ciencia ha descubierto.

 

 

Los ochos en posición siete, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Netzah y aportarán su sentido crítico a la función selectiva de ese centro, de modo que, al mismo tiempo que la persona elegirá su equipo, ya se estará preguntando si es el correcto.

 

Cuando los ochos trabajan en su propia esfera, esta labor crítica es interior y, a través de ella, el individuo se da cuenta de si sus socios, sentimentales o en el negocio, son los adecuados o no.

 

Pero al ejercer sus funciones en Netzah, esa función se anticipa y ya no es al propio razonamiento al que pide la respuesta, sino a la organización social, y entonces recurre a los informes: bancarios, de moralidad, de solvencia. Los detectives privados entran en juego y el informe de esos expertos es el que lo decide todo.

 

Indican, pues, una actividad de desconfianza vis a vis de la selección que Netzah establece que Netzah se dispone a plantar, haciendo presuponer que el resultado final será aleatorio, ya que esos informes no pueden recoger las fluctuaciones del individuo en su comportamiento futuro.

 

El rigor crítico perturbará igualmente la armonía de Netzah, impidiendo, en cierto modo, las realizaciones artísticas.

 

 

Los ochos en posición ocho, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en su propio centro, Hod, y realizando sus funciones a la perfección.

 

Ello constituirá para el individuo la garantía de que el filtraje de la selección efectuada por Netzah funcionará perfectamente y que sólo pasarán a la final los que sean idóneos a la intención del alma.

 

Al llegar a este punto, el individuo ya dispone de una experiencia emotiva del asunto que lleva entre manos.

 

Aquí se trata de ver la misma cosa desde el punto de vista intelectual, conciliándose con el otro.

 

Los ochos en posición ocho darán una alta capacidad de crítica y de análisis en las pequeñas cosas de la vida y, a nivel profesional, dará al experto en compras en unos grandes almacenes, por ejemplo, y, al exteriorizar esa fuerza interna, lo hará igualmente experto en ventas en la presentación racional de un producto.

 

Hod facilita argumentos en favor o en contra de aquello que Netzah ha promovido.

 

Como su función es persuadir a la persona, en sentido positivo o negativo, de la conveniencia o no de realizar un acto determinado, automáticamente esa virtud se proyectará al exterior y convertirá al individuo en experto de análisis, de mercancías, de intenciones, de laboratorio, de política, cine, actualidad, economía, etc.

 

 

Los ochos en posición nueve, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Yesod y, por lo tanto, utilizando el centro productor de imágenes en su provecho personal.

 

Yesod tiene a su cargo la proyección de los contenidos de Netzah y Hod, realizando la síntesis entre ambas emanaciones.

 

Si Hod predomina sobre Netzah, la crítica, el análisis, la duda, la indecisión también predominará en las imágenes interiores que aparecerán en el individuo y que constituyen la base que determina sus acciones.

 

Así, podemos decir que esta posición da al crítico, al que siempre encuentra razones para reprochar y para inhibirse, al que desconfía por sistema. Es el pájaro de mal agüero y lo positivo que puede haber en tal combinación es que el individuo advierte sobre peligros reales, ya que no es que sus críticas sean sin fundamento: lo que ve es una potencialidad real, que puede muy bien suceder; lo que pasa es que sólo ve una parte de esa potencialidad, de modo que su intuición es desequilibrada y sus previsiones se realizarán en la medida que la situación o la persona que se juzga actúe desequilibradamente del lado del rigor.

 

La interpretación negativa es: imaginación tenebrosa, respuesta crítica automática de la mente, incapacidad de comprender la bondad y el bien.

 

 

Los ochos en posición diez estarán actuando en Malkuth y convirtiendo en gestos la ciencia expresada en Hod.

 

En un sentido positivo, tendremos al intelectual, al individuo cuyos átomos cerebrales ya han animado tal vez el cuerpo de filósofos y que lo rinden particularmente sensible a las elucubraciones mentales.

 

En un sentido negativo, la actitud crítica y desconfiada de Hod pasará a los gestos y dará lugar al listo y al astuto, que aprovecha los descuidos de los demás para sustraerles sus bienes.

 

Así diremos: habilidad física para el robo, la mentira (puesto que Hod da una visión parcial, la de la izquierda), el disimulo, el falso juramento.

 

La motivación de esa actitud la encontraremos en la función de Hod, que es la de considerar las proposiciones de Netzah, sacando de ellas lo defectuoso, lo que puede representar un peligro. Si esa idea de peligro se separa de su contexto, resulta que el individuo tendrá miedo de que le ocurra alguna desgracia, alguna privación y, para defenderse contra ese miedo, robará, mentirá, tergiversará la verdad, utilizará su habilidad mental para inducir en error. El hombre de negocios de hoy obedece en gran medida a ese esquema y el móvil de sus actos es el miedo.

 

 

 

 

LOS CUATRO NUEVES

 

 

Con los cuatro nueves nos encontramos al final de la etapa de formación.

 

Corresponde al Vav del tercer ciclo y están regidos por Yesod, el que convierte las pulsiones cósmicas en imágenes concretas, a la manera de un aparato de televisión que transforma en imágenes los puntos luminosos enviados por el centro emisor.

 

Los nueves representan, pues, la culminación de una obra y como tal constituye el triunfo final de cualquier empresa humana, pero al mismo tiempo marcan el límite hasta el que es posible llegar. Más allá del nueve sólo queda el diez, que es una transición, un retorno a la unidad primordial y el comienzo de una nueva etapa.

 

Culminación y límite, tal es el mensaje de los nueves.

Siendo el resultado de la interacción de Netzah y Hod, -sietes y ochos-, la interpretación del nueve dependerá mucho de las cartas que ocupan las instancias anteriores en el tiraje cabalístico, pero, en todo caso, debe interpretarse siempre como la gran final de un gran ciclo de materialización.

 

Los nueves significarán siempre una coagulación de energías en formas concretas.

Es el resultado final de todo un proceso de elaboración, indicando que ya nada nuevo se puede sacar de la cosa o situación objeto de la consulta.

 

Todo ha sido agotado y el asunto ya no va a dar más de sí: ha llegado a su culminación y a su estancamiento.

 

La carta suele interpretarse como triunfo, pero indica al mismo tiempo la necesidad de ir a otra cosa y de no eternizarse en aquello.

 

Las fuerzas invisibles de la voluntad empezarán a trabajar en otro frente y el individuo ha de ser capaz de seguirlas, ya que, de lo contrario, pronto se dará cuenta de que está tratando de sacarle jugo a un muerto.

 

El nueve de bastos será el Yod, el nueve de copas el He, el nueve de espadas el Vav y el nueve de oros el segundo He.

 

 

Los nueves en posición uno, en el tiraje cabalístico, estarán ocupando el trono de Kether.

 

Su función cristalizadora, realizada a ese altísimo nivel, ha de resultar inoperante.

 

Kether es el principio, la fuente de toda emanación y todo intento de cristalizar esa emanación ha de resultar vano. Imposible poner un molde a esas energías puras. El molde se rompe.

 

Indicará, pues, esta posición la intención de aprehender algo que, por su naturaleza, es inaprehensible. Es la marca del utopista integral, del inadaptado, del iluminado por una luz que no conseguirá nunca definir.

 

Siendo el nueve un elemento indispensable a la hora de producir realidades físicas, esta posición indicará que al individuo le costará conseguir que algo tome forma a su alrededor. Nada será sólido, ni los afectos, ni el trabajo, ni la misma tierra que pisa.

 

 

Los nueves en posición dos, en el tiraje cabalístico, estarán ocupando el lugar de Hochmah, el centro productor de armonía, de amor, de providencia y gracia.

 

No difiere mucho esta posición de la anterior, porque tampoco se puede aprisionar esa fuerza con los medios de que dispone Yesod, de manera que el individuo sólo captará de ese amor universal ramalazos, fragmentos incoherentes, que expresará de una manera arbitraria e incomprensible para los demás.

 

A nivel humano, su amor por los seres y las cosas se manifestará también a rachas, de manera poco firme, a menos que pertenezca a una élite espiritual que no abunda.

 

 

Los nueves en posición tres, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Binah, que es la madre de arriba, cuando Yesod representa la madre de abajo y es una especie de corresponsal de Binah a su terreno. Pero, haciéndolo así, se habrá saltado a la torera el proceso intermedio de elaboración de la obra, representado por Hesed, Gueburah y

Tiphereth. Señalará al individuo que hace abstracción de sus sentimientos para llevar a cabo algo; los margina, los deja de lado. Puede, en este caso, cristalizar en el mundo físico una sublime realidad, pero, al no haber sido rubricado por el sistema emotivo, esta realidad durará lo que dure, hasta que los sentimientos se despierten y exijan que ese plato de lentejas les sea presentado. Entonces ocurrirá, muy probablemente, que la parte emotiva rechazará el preparado y toda la sublimidad provisionalmente instalada se vendrá abajo.

 

La espiritualidad sólo puede ser una conquista del alma humana, después de haberse pronunciado en todos sus centros.

 

Así pues: espiritualidad que parece sólida pero que está hueca por dentro.

 

 

 

 

 

 

Los nueves en posición cuatro, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Hesed y cristalizando los contenidos de ese mundo de bienaventuranza.

 

La predisposición innata del individuo será generosa, placentera.

 

Si es mujer, le anuncia un carácter feliz, risueño, bondadoso; si es hombre, se verá atraído por una mujer de tales características.

 

Será el individuo incapaz de pensar mal de alguien <a priori>, incapaz de ver lo torcido y funesto, entusiasta, presto siempre a colaborar, sus disposiciones interiores lo llevarán infaliblemente hacia empresas exitosas.

 

En un contexto circunstancial, buenas disposiciones para colaborar, suerte en las empresas, camino abierto hacia el triunfo.

 

 

Los nueves en posición cinco, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Gueburah y aquí el mental se llenará de violencia y de propensión a dramatizar.

 

A la mente de esa persona acudirán terribles imágenes de pelea, lucha, enfrentamiento.

 

El individuo elucubrará verdaderos psicodramas, imaginando que personas que quizá nunca ha visto, con las que se cruza simplemente en la calle, se vuelven en actitud amenazadora.

 

Si otras posiciones no temperan la de los nueves en cinco, cabe esperar de este individuo cualquier incidente sin la menor justificación, simplemente porque ha pensado que el "otro", cualquiera, se comporta de manera enemistosa.

 

Al exteriorizar ese complejo interior, se orientará hacia situaciones críticas, peligrosas, violentas, que vendrán a justificar lo que él prevé.

 

Como todo esto se produce automáticamente, sin que intervenga elemento racional alguno, si la persona está despierta intelectual o espiritualmente, dominará esa tendencia irracional y contrarrestará con su voluntad las producciones de su mente automática.

 

En la vida mundana, persona difícil que atrae las dificultades; todo se complicará con ella.

 

Mujer dura y difícil para un hombre; carácter conflictivo en una mujer.

 

 

Los nueves en posición seis, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Tiphereth y captando las energías que expresan la voluntad del Ego.

 

La cristalización de esas energías dará lugar a una persona voluntariosa, autoritaria, con todas las apariencias de poseer una autoridad material de la que en realidad carece.

La imagen de Tiphereth, reproducida en Yesod, será siempre parcial y reducida.

 

Esta posición lleva consigo la impotencia, real o figurada, el afán de enfrentarse con algo desmesurado, para su capacidad o para sus fuerzas. Voluntad de mando, pero sin poderes reales. Falsa imagen, falsario, travesti, hombre-mujer y mujer-hombre. Poderes imaginativos superiores: imaginación al poder.

 

 

Los nueves en posición siete, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Netzah y cristalizando el afán de unir y complementar propio de este Séfira.

 

La complementación será una necesidad, provocada por las imágenes de Yesod, no ya obedeciendo a un objetivo del alma, sino a una tendencia autónoma, desligada de cualquier justificación.

 

Así tendremos al casamentero, al regente de un agencia matrimonial, al que vende perfumes, o joyas, o flores, sin poseer específicamente una sensibilidad particular. Será el individuo que pondrá la belleza y la compañía al alcance de sus coetáneos, sin que él personalmente tenga especial propensión hacia lo uno o hacia lo otro.

 

 

Los nueves en posición ocho, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Hod, el centro que promueve la búsqueda de la verdad a través del análisis y la crítica.

 

Aquí, las imágenes mentales estarán impregnadas de un gran rigor intelectual y de una gran severidad.

 

Ello dará lugar al moralista, al <ayatolah> que exige el más severo respeto de la ley, sin que en sus esquemas mentales haya espacio para el perdón y el amor.

 

Será el frío analista que va en busca de la verdad y no se deja distraer en sus análisis.

 

Poco calor humano en sus reacciones espontáneas.

 

Será el juez que aplica la ley con máximo rigor.

 

 

Los nueves en posición nueve, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en su propio centro, Yesod, y realizando a la perfección sus funciones de formadores de imágenes con las pulsiones que reciben de los demás centro de vida.

 

Los nueves aquí serán neutrales y todo dependerá de las cartas situadas en los demás puntos, de las que los nueves serán un mero reflejo, proyectando a la realidad física el producto elaborado por los distintos Séfiras.

 

 

Los nueves en posición diez, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Malkuth, o sea, en nuestra personalidad física.

 

Como la función de los nueves es la de canalizar las energías de los demás Séfiras, transformándolas en anécdotas, situaciones y circunstancias, esta posición someterá al individuo a un bombardeo de sucesos constante.

Su voluntad será débil ante esa cascada de acontecimientos y se verá vapuleado de acá para allá, siendo la marca del individuo que cambia constantemente en su modo de ser y de actuar, que es capaz de lo mejor y lo peor, y el resto de las posiciones han de indicarnos en qué sentido puede actuar en el momento del tiraje.

 

 

 

 

LOS CUATRO DIECES

 

 

 

Con los cuatro dieces llegamos a la transición de un gran ciclo de experiencias.

 

Al tocar este punto, el alma se orienta ineluctablemente hacia un nuevo tipo de actividades.

 

Deja algo que ha alcanzado la máxima perfección posible y marcha hacia un nuevo horizonte.

 

Deberían ser cartas de felicidad y plenitud y el hombre debería despedir con cantos el verano y regresar a su patria, su ciudad, para vivir plenamente el otoño, pero el hombre ama sus hábitos, sus posesiones, su estabilidad, aunque se hayan convertido en perversos, y por ello no puede decirse que los dieces constituyan una serie de cartas felices.

 

Un paisaje desaparece para siempre de nuestra vida surge un diez en nuestro juego, y posiblemente la persona lucha tenazmente contra esa desaparición, esperando que con su esfuerzo todo vuelva a ser como antes. Pero el diez nos dice que todas las fuerzas del universo luchan para que esto sea así. Si esa fuerza de transición no existiera en el cosmos, el hombre que llegara a la plenitud, en cualquier dominio (sentimental, artístico, intelectual, financiero, etc.) se negará en redondo a abandonarla y seguiría con su gloria, con su riqueza, con su sabiduría, sin adquirir conocimientos en otro dominio. Algunos dicen, ¿por qué el mundo no podría ser una obra colectiva, en la que todos aportaran la parcela de conocimiento que poseen e ignoraran lo que otros ya saben? Esto no puede ser así porque nuestro Ego es una chispa de Dios, y esa naturaleza divina que late en cada uno de nosotros, tiende inevitablemente hacia la perfección suprema y ello nos hace aspirar a saberlo, a conocerlo y a experimentarlo todo.

 

El Ego no se conforma con ser muy sabio en un dominio y totalmente ignaro en otro, y el diez es un instrumento de ese Ego nuestro, que le dice a la personalidad mortal: ahora que ya dominas perfectamente lo que está en tus manos, lo vas a soltar y nos meteremos en una nueva experiencia a partir de cero.

 

Los dieces estarán bajo el dominio de Malkuth, el Séfira que representa nuestro mundo material, en el que todo se refleja y vuelve a su pureza primigenia.

 

El diez de bastos será el Yod e indicará una transición del elemento fuego al elemento agua. Aquí, las empresas pierden su interés en favor de los sentimientos.

 

El diez de copas es el He y su aparición significará que se abandona una empresa sentimental para fijar su interés en el estudio, las ideas, la organización social y política.

 

El diez de espadas es el Vav y representa la transición entre el aire y la tierra: es el anuncio del abandono de las ideas en provecho de las realidades concretas.

 

El diez de oros es el segundo He y anuncia la transición de un estabilidad material a un nuevo ciclo creativo.

 

 

 

NOTAS (Arcanos menores):

 

Con un retorno al comienzo y una vuelta a empezar en un escenario distinto, terminan los números de los Arcanos Menores, después de que la experiencias hayan sido moldeadas por los 10 centros de vida cósmicos que cada uno de nosotros lleva interiorizados en su cuerpo del pensamiento, en su cuerpo de deseos, en el cuerpo vital o etérico y en el físico.

Como hemos visto, cada uno de estos centros o Séfiras dispone de cuatro potencialidades, que forman el nombre divino Yod-He-Vav-He, representando el estadio voluntad, el de Providencia-amor, el de inteligencia activa y formadora y el estadio resultado material. Los 4 corresponden a Kether-Hochmah-Binah-Hesed.

 

Esto significa que cada lección que nuestra conciencia asimila se da por partida cuádruple, es decir, tiene cuatro vertientes.

 

El poder creador suscita ineludiblemente el amor - de ahí que haya siempre bellas mujeres alrededor de los altos ejecutivos.

 

La prisión del amor suscita el deseo de obra social y colectiva, de proyección del individuo hacia el medio político. Y la acción política lleva a la necesidad de experiencias materiales.

 

Así, tendremos que el hombre de acción, con un juego muy cargado de bastos, es el que enamora. El hombre de amor, con juego muy cargado de copas, es el que siente aspiraciones sociales. El hombre de sociedad, político, con un juego muy cargado de espadas, es el que tiene afán de dinero. Y el hombre de dinero, con un juego muy cargado de oros, es el que aspira a la pureza y al desprendimiento.

 

El Tarot, en cada una de sus partes, describe un proceso de materialización de un designio divino que se encarna en la psique humana hasta convertirse en realidad material.

En ese proceso hay bellos paisajes y lugares nauseabundos: éstos no son los peores, ya que todo el mundo pasa por ellos con la misma rapidez. Los peores son las secuencias lisonjeras porque en ellas el alma se detiene, pretendiendo eternizarlas, y lo único que consigue es retrasarse en el itinerario hacia la perfección final.

 

 

 

Los dieces en posición uno, en el tiraje cabalístico, estarán ocupando el trono de Kether y ejerciendo su potestad de cambio desde el punto más alto. Habrá, pues, en ese individuo una suprema voluntad de cambiarlo todo, de volver su vida al revés. Inútil buscar la razón en las bajas esferas de la mente: es una determinación irracional que viene de las profundidades del inconsciente, sin que él mismo sepa por qué. Sólo sabe que tiene que cambiar de vida y cambiará, movido por una necesidad de su Ego.

 

 

Los dieces en posición dos estarán actuando en Hochmah y el motor del cambio será el amor, la mística, el descubrimiento de la trascendencia. Es el que aspira a ser Dios y a comportarse como Él. En otro sentido: final de un período de protecciones providenciales.

 

 

Los dieces en posición tres estarán actuando en Binah y aquí la transición ya será una imposición del destino del individuo y supondrá una limitación.

 

El abandono de lo establecido producirá separaciones, divisiones, deserciones, exilios y una reducción importante de la claridad y diafanidad en que se estaba viviendo. Final de un período de restricciones.

 

 

Los dieces en posición cuatro estarán actuando en Hesed y supondrán el final de una vida paradisíaca, encantadora, y el comienzo de un ciclo de dificultades

 

Cambio en el dominio de lo que hasta entonces ha constituido la felicidad.

 

 

Los dieces en posición cinco estarán actuando en Gueburah e indicarán el final de un período de dramas, violencias, atentados contra uno mismo y contra los demás, cóleras, o bien, tránsito de esa violencia a otro dominio.

 

 

Los dieces en posición seis estarán actuando en Tiphereth y supondrán el final de un período de equilibrio y sensibilidad.

 

 

Los dieces en posición siete estarán actuando en Netzah y supondrán la pérdida de sensibilidad, el desinterés por los valores estéticos, el amor, la relación con los demás, todos los valores que Netzah rige.

 

 

Los dieces en posición ocho estarán actuando en Hod y supondrán un cambio en la actitud crítica del individuo.

 

El ejercicio de la crítica y la búsqueda de la verdad a través de esa crítica ya han aportado a la persona todo lo que podían aportarle y se produce la transición en ese dominio.

 

 

Los dieces en posición nueve estarán actuando en Yesod y produciendo en ese centro imágenes de cambio.

 

Es el caso del individuo que imagina, sueña, tiene la sensación de que en su vida se va a producir un cambio que le hará perder lo que posee.

 

Psicosis de cambio, vida en estado permanente de transición, sentimiento de desenraizamiento, de vivir en el aire.

 

 

Los dieces en posición diez estarán actuando en Malkuth, su propio centro, creando inseguridad física, transición en los elementos quiméricos que forman su cuerpo, inestabilidad física, mala salud.


LAS FIGURAS

                                                                

 

 

 

Las figuras representan a personas.

 

Son nuestros compañeros de ruta, aquellos con los cuales tropezamos para realizar una tarea común o para oponernos a los esfuerzos de edificación de nuestra vida.

 

A lo largo de la cadena de encarnaciones hemos establecido múltiples relaciones con otros seres, unas veces para amarlos, otras para aborrecerlos y, como ya hemos dicho tantas veces, esos seres se presentan puntuales, a la hora marcada por el reloj de nuestro karma, para cobrarse la deuda que hemos contraído con ellos, bien sea de odio o de amor.

 

Las figuras son esas personas y cuando aparecen en nuestro juego, es señal de que aquello que proyectamos ha de realizarse, o bien con la ayuda de otra persona, o bien con su oposición tenaz.

 

De ahí que sea extremadamente importante estudiar el perfil exacto del individuo con el que tendremos que ver, enunciado en el tiraje de las cartas.

 

En términos de tiempo, en el tiraje cabalístico, precisemos que las posiciones de las cartas en el mundo de las emanaciones, o sea, en Kether-Hochmah-Binah, indicarán el futuro lejano.

 

Las posiciones en el mundo de las creaciones, o sea, Hesed-Gueburah-Tiphereth, indicarán el futuro próximo.

 

Las posiciones en el mundo de formación, o sea, Netzah, Yod y Yesod serán el presente y las posiciones en el mundo de acción, o sea, Malkuth, indicarán el presente anterior.

 

De esta forma tendremos que la acción de los reyes se harán sentir sobre todo a largo plazo; la acción de las reinas, en un plazo más próximo; y la acción de los caballeros, de una manera más inmediata. Si los caballeros faltaran en un juego, ello sería indicio de que la persona no tendrá que hacer frente a confrontaciones con otros individuos de forma inmediata.

 

Los caballeros deben ser considerados, pues, como cartas de cambio, ya que exteriorizan tendencias y al hacerlo producen una corriente que mueve las cosas. El as de bastos será portador de valores morales que modificarán la sensibilidad; el de copas, portador de valores emotivos que modificarán el juicio; el de espadas, portador de valores intelectuales que establecerán las reglas de la vida, y el de oros portador de consideraciones prácticas para guiar la conducta.

 


LOS CUATRO REYES

 

 

 

 

Los reyes corresponden al mundo de las emanaciones y, por lo tanto, serán portadores de potencial.

 

Serán personas con poderes que nos ayudarán decisivamente a edificar nuestro porvenir o, al contrario, se opondrán poderosamente a que lo edifiquemos.

 

Tanto si su acción en nuestra vida es positiva como si es negativa, la aparición de los reyes en nuestro juego significará que la persona cuyo perfil describen nos viene de un remoto pasado.

 

Es alguien con quien hemos tratado antiguamente y con el que hemos establecido larga relación. ¿Qué es lo que nos permite asegurar que esto sea así? El hecho de que disponga de un poder en nuestras vidas, de que sea un individuo que nosotros hemos coronado con una corona de oro o con una corona de espinas.

 

El poder no es algo que pueda adquirirse de la noche a la mañana: el dominio sobre las cosas y sobre los demás viene después de un trabajo largo, rudo, difícil, de modo que si una persona tiene poder sobre nuestra vida, tanto si es el de abrirnos las puertas y hacernos felices como el poder de perturbarnos y hacernos fracasar, es porque ha habido entre él y nosotros una larga interacción en la cual hemos trabajado, positiva o negativamente, con esa persona.

 

Puede que no se trate de una persona física, sino una persona moral. Es decir, puede que hayamos trabajado en favor de una causa determinada durante muchas vidas, y acabemos por encontrar al hombre que representa esa causa y que pone a nuestra disposición el poder de que dispone. Al revés, si hemos luchado contra una causa, el hombre que la representa en la actual vida puede cerrar la puerta irremisiblemente a nuestras aspiraciones.

 

La aparición de los reyes en nuestro juego significará, pues, que una autoridad inapelable viene de nuestro pasado, o sea, se encuentra en el programa de nuestro karma, para ayudarnos de manera decisiva o perjudicarnos también de manera decisiva.

 

El sector en que aparezcan los reyes nos indicará el punto en el que hemos acumulado poder en el curso de nuestras vidas.

 

Será sobre ese punto que debemos actuar, ya que una zona representada por él será zona de facilidades.

 

Si los reyes no aparecen en el juego, ello será indicio de que el asunto no está maduro como para obtener un resultado fácil. No significa esto que no haya de obtenerse el fruto codiciado, sino que será preciso luchar por ello, que no aparecerá milagrosamente la persona que nos abra la puerta del palacio que deseamos conquistar.

 

Cuando la imagen de los reyes se concreta en una persona física y no es el representante anónimo de una causa, de una idea, podemos tener la certeza de que nos encontraremos ante alguien que ya hemos conocido, y mucho, en anteriores vidas, ya que cuando encontramos por primera vez una persona, no podemos establecer con ella más que una relación Yod, es decir, plantar con ella la semilla de futuras realizaciones humanas, mientras que cuando se realiza algo en común, cuando gracias al encuentro con alguien se accede al conocimiento, a una dignidad material, a un puesto, o si, negativamente, es el agente de un descalabro, ello es señal inequívoca de que nuestras relaciones con él no se encuentran en la fase Yod, sino en la del segundo He, que es la representada por los reyes en lo que a relaciones humanas se refiere.

 

 

Si los reyes aparecen en primera posición, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en la esfera de Kether y ello significará que estamos en manos de una voluntad más poderosa que la nuestra, que toda decisión pasa por el querer o no querer de otra persona que se erige en lo alto de nuestra existencia y la domina en su totalidad.

 

Nos encontramos atados de pies y manos de una manera global, para nuestro mayor bien o para nuestro mayor mal.

 

 

 

 

 

Los reyes en posición dos, en el tiraje cabalístico, anunciarán una alta protección que viene del fondo luminoso de la Providencia.

 

Indican que el individuo, en pasadas existencias, ha trabajado generosamente para el bien de la humanidad, y ahora esa humanidad agradecida ha generado, desde lo profundo de sus corazones, al gran protector, que aparecerá de una manera sorprendente, providencialmente, para sacar del apuro al consultante.

 

Diremos, pues: intervención de la Providencia a través de una persona de mucho poder, resolviendo una situación crítica, puesto que la Providencia se manifiesta precisamente en momentos de apuro.

 

 

Los reyes en posición tres, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Binah y anunciarán una dificultad, encarnada en una persona que representa la ley. Para alguien que ha de comparecer ante un jurado, por ejemplo, esta posición indicará hostilidad de los jueces.

 

Aunque toda la razón del mundo esté a su favor, los que han de juzgarle no se la darán, y al hacerlo así, no harán más que rendir un acto de justicia, ya que en una pasado remoto ese individuo tampoco ha juzgado con imparcialidad y ahora tendrá que saber lo que se siente cuando uno es víctima de una injusticia.

 

Esta posición indica, pues, un encuentro con personas que en un pasado han sido sometidas a la voluntad de ese individuo y que ahora van a devolverle su justo proceder.

 

 

Los reyes en posición cuatro, en el tiraje cabalístico, anuncian el encuentro de una persona de gran bondad y de mucho poder, gracias a la cual sus aspiraciones se verán colmadas.

 

Jueces benévolos, favores del rey, del príncipe, del presidente, del ministro, del gobierno.

 

Es un momento oportuno para dirigirse a los grandes y solicitar su apoyo.

 

Aparecerá una persona que en anteriores etapas vitales ha sido nuestro protegido y nos devolverá ahora multiplicados todos los favores que recibió de nosotros.

 

 

Los reyes en posición cinco, en el tiraje cabalístico, inician que sufriremos en nuestra carne el rigor que en otras vidas infligimos a nuestros semejantes.

 

Anuncian la aparición de una persona que nos doblegará, sometiéndonos a un trabajo duro, a una disciplina militar prusiana.

 

Al individuo no le conviene ser rebelde y violento, porque ha de encontrar ante él una violencia aún mayor y triunfante.

 

Significa: tropiezo con el mal, encarnado en un individuo; venganza, revancha, en las que el consultante será la víctima.

Los reyes en posición seis, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Tiphereth, lo cual indica que la persona recibe una presión irresistible por parte de una voluntad más fuerte que la suya.

 

Diremos, pues: manipulación viniendo de alguien a cuya autoridad no podemos sustraernos.

 

La persona se encuentra bajo el imperio de otra, no es libre de tomar decisiones, aunque aparentemente lo parezca.

 

Está viéndolo todo desde una perspectiva que no es la propia, sino la de otro que le impone su criterio y actúa como un hechizado.

 

Anuncian, pues, una abdicación de la voluntad en favor de otro.

 

 

Los reyes en posición siete, en el tiraje cabalístico, indican la aparición de un padrino que ha de prestar una ayuda decisiva al individuo en los pequeños detalles de su vida: lo ayudará a vivir mejor, fiestas, banquetes...

 

Para un artista puede indicar la aparición de un mecenas de un promotor que dará a conocer su obra.

 

Para un enamorado: aparición de una persona con poderes decisivos para llevarlo al triunfo de su causa.

 

Mundanidad triunfante, siempre gracias a la intervención de un gran señor que abre las puertas de la buena sociedad.

 

 

Los reyes en posición ocho, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Hod. Indicarán que la persona encontrará al maestro, al instructor, al que revelará la verdad de cómo son las cosas arriba y abajo.

 

Ese encuentro con la verdad puede parecer desagradable si el individuo vive muy alejado de ella.

 

El moralista que la representa puede ser el instructor esperado y deseado o alguien que se presenta cuando menos se espera y nos somete al rigor intelectual para el que no estamos preparados.

 

Indica que el individuo estará en poder del crítico, del acusador, del que dirige mil y un reproches con el fin de destruir en él todo lo torcido, todo lo malformado.

 

Si hay mucho a rectificar en él, todo su edificio humano puede desplomarse, pero si ya ha empezado la construcción de su templo interior, el maestro lo ayudará en su tarea.

 

 

 

 

 

 

Los reyes en posición nueve, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Yesod y ello indica que el individuo encontrará una persona que le hará vivir una gran ilusión, que sabrá suscitar poderosas imágenes, tan vivas que la persona las verá como si fueran una realidad.

 

El que esas imágenes correspondan a algo factible o puramente ilusorio dependerá de la actuación del individuo en un remoto pasado.

 

Si él engañó por medio de ilusiones, ahora le toca el turno de ser engañado, y en tal caso esos reyes podrían no ser más que el tonto y el listo del timo de la estampita.

 

Si, por el contrario, él fue el artífice de una gran ilusión, también encontrará la persona que materializará la suya.

 

Si tenemos en cuenta que procedemos de un pasado en el que los santos no abundaban en el mundo, lo más probable es que ese rey en Yesod sea el timador que proyecta en nuestra imaginación el señuelo de una ganancia fácil.

 

 

Los reyes en posición diez, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Malkuth, indicando que una poderosa personalidad ayudará o desbaratará nuestras iniciativas.

 

Lo que iniciamos, lo que llevamos entre manos en aquel momento de la consulta no depende de nosotros, sino de alguien más fuerte y mejor situado.

 

Él tiene la llave de nuestro presente, para el mayor bien o para el mayor mal, y en él debemos confiar, ya que sin él no podemos hacer nada.

 

Si es la figura del enemigo ancestral la que aparece en Malkuth, lo prudente será conciliárselo, no combatirlo, procurando llevarlo a fumar la pipa de la paz.

 

 

Los cuatro reyes, como queda dicho, corresponden al mundo de las emanaciones, pero no en su ciclo inicial, puesto que representan poderes acumulados en nuestro deambular humano, poderes que nosotros hemos ejercido y que hemos proyectado en los demás para que éstos, a su vez, nos los retrocedan.

 

En su conjunto representa el Yod de las figuras.

 

Separadamente, el rey de bastos será el Yod; el rey de copas, el He; el rey de espadas, el Vav; y el rey de oros, el segundo He.



LAS CUATRO REINAS

                                                        

 

 

Las reinas, como los reyes, son también personajes con poderes sobre nuestras vidas, pero si los reyes han alcanzado la posición Yod y ejercen sobre nosotros su todopoderosa voluntad, las reinas no se encuentran más que en un estadio He, en el camino ascendente hacia el trono supremo.

 

Se trata, pues, de personas unidas a nosotros por una larga historia común, con las que hemos contraído deudas importantes; pero esas deudas no son todavía imperiosamente coercitivas para nosotros.

 

Si el rey representa una fuerza inapelable que condiciona de manera decisiva la obtención de aquello que motiva nuestra pregunta, la reina representa una fuerza coactiva importante, pero no creadora de un resultado, sino tan sólo inductora.

 

Si los reyes representan el mundo de las emanaciones, las reinas representarán el mundo de creación o mundo de los deseos.

 

Su poder se ejercerá sobre nuestros deseos y emociones, de modo que el triunfo o el fracaso que presagian al aparecer en nuestro juego dependerán de la medida con que nos identifiquemos con nuestros deseos.

 

Si la persona que nos consulta vive totalmente identificada con su Yo emotivo, si en ella la acción del pensamiento es débil, la reina actuará como si se tratase de un rey y tendrá una fuerza imperativa.

 

Por el contrario, para el hombre de pensamiento, la reina sólo representará una tendencia emotiva, encarnada en una persona.

 

Tengamos en cuenta, sin embargo, que se trata de la aparición de personas con las que hemos convivido en un pasado, y si son coronadas y si representan los deseos y emociones, es señal de que en un pasado lejano les hemos puesto corona a nuestros deseos y emociones, y ellos han sido los soberanos que conducían nuestras vidas.

 

Ahora, esos deseos nos subyugarán, nos esclavizarán, nos impondrán su ley.

 

La fuerza He aparece en forma de circunstancias, de manera que, vistas las reinas bajo ese aspecto, podemos decir cuando aparecen: las circunstancias reinan, circunstancias creadas por nuestra vida emotiva y representadas por una persona determinada.

 

En el juego de cartas ordinario, el valor de la reina viene después del valor del rey, el as y el tres, que representan los grandes triunfos: el rey por ser, como ya se ha explicado, una instancia superior, de la que emana el poder de cambiarlo todo. El as por representar la aparición de un potencial nuevo, cuyo impulso pondrá en movimiento todas las cosas, y el tres por representar la fuerza ejecutiva, o sea, el as en acción.

 

Así pues, los condicionamientos creados por la aparición de la reina podrán ser vencidos solamente por los reyes, los ases y los treses. Si estas cartas no se oponen, armoniosa o violentamente, a las reinas, será señal de que el individuo no se moviliza contra ellas, ni surge tampoco en su destino el elemento que podría deshacer su reino. (Por descontado que los Arcanos Mayores también representan fuerzas superiores a las significadas por las reinas).

 

En tal caso, lo que las reinas anuncien será imperativo.

 

Por último, digamos algo sobre el sexo de las reinas. En el Tarot popular son consideradas como personas del sexo femenino. Esto será en analogía con el mundo de las creaciones, que es femenino respecto al de emanaciones, pero masculino respecto al de formación.

 

La circunstancia, por ser la tierra fecunda, es mujer. Sin embargo, vivimos en una sociedad ya vieja y todos hemos sido alternativamente hombres y mujeres a lo largo de nuestras encarnaciones.

 

Esto significa que algunos hombres tienen la polaridad femenina interna muy desarrollada, mientras que algunas mujeres tienen la polaridad masculina muy desarrollada también.

 

Por lo general, las reinas anunciarán la aparición de personas de sexo femenino, pero pueden anunciar también un predominio de los poderes imaginativos sobre la voluntad, el sometimiento a una persona de imaginación.

 

 

 

Las cuatro reinas corresponden al mundo de las creaciones y, en su conjunto, representan el He de las figuras, o sea, una fuerza interiorizada que saldrá al exterior encarnada de la persona que representa esa reina, para expresar aquello que en su momento se plantó y a lo que tantos esfuerzos dedicamos.

 

La aparición de las reinas será siempre un signo de que nuestro destino está actuando.

 

Si los reyes son los representantes de los cuatro signos cardinales y con su aparición imprimen una dirección determinada a nuestra vida, las reinas, representantes de los cuatro signos fijos, indican más bien el atasco.

 

En efecto, en nuestro peregrinaje por el mundo material, nos sumergimos a veces en paisajes en los que desearíamos permanecer, en los que querríamos incrustarnos como el árbol, como la piedra, formando parte inseparable de ellos para siempre jamás.

 

Las reinas representan tales paisajes y a ese título indicarán una fijación, un atasco.

 

Allí permaneceremos, en una cárcel de amor, o de odio, o de placer, o de riquezas y dignidades materiales, hasta que una fuerza superior venga a arrancarnos de allí.

 

Cuando en un juego aparecen muchas reinas, es señal de que el individuo está sediento de estabilidad, que está cansado de una vida errante y ansía fijarse. Es señal también de que sus esperanzas se cumplirán.

 

Por el contrario, un juego sin reinas indica que no ha de encontrar la persona que le eche el ancla y que avanzará sin detenerse.

 

Las reinas suponen una relación Kármica, ya lo hemos dicho, de modo que lo prudente será no rehuirlas, cumplir, y liberarnos así de la deuda, ya que si nos escurrimos de ellas, volveremos a encontrárnoslas en nuestro camino, pero la próxima vez ya no serán reinas, sino que, habiendo ascendido un peldaño más hacia el trono de nuestras vidas, las encontraremos convertidas en un rey.

 

Individualmente, la reina de bastos será el Yod; la reina de copas, el He; la reina de espadas, el Vav; y la reina de oros, el segundo He.

 

 

 

Las reinas en primera posición, en el tiraje cabalístico, estarán en Kether y diremos: poder de las circunstancias. Las circunstancias reinan imperativamente en nuestras vidas, creadas en anteriores actuaciones nuestras. Estas circunstancias estarán encarnadas en una persona de sexo femenino.

 

Podemos concluir: circunstancias kármicas, invencibles; un poder sentimental o pasional, que en otra vida hemos sacralizado, ahora nos somete y debemos aceptarlo así y sacar el mejor partido posible.

 

 

Las reinas en posición dos, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Hochmah y anunciarán la protección de una mujer, de unas circunstancias.

 

Amor merecido por nuestras pasadas actuaciones y que ahora nos eleva, nos redime, nos sana.

 

La Providencia se manifiesta en el encuentro circunstancial con una mujer que ha de permitirnos realizar aquello que deseamos.

 

 

Las reinas en posición tres, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Binah y anunciarán dificultades provenientes de una mujer.

 

Circunstancias restrictivas, emanadas de una mujer que condiciona, excluye.

 

Encuentro con esa mujer que nos devolverá el desprecio de que fue objeto por nuestra parte en anteriores vidas.

 

 

Las reinas en posición cuatro, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Hesed y anunciarán bondad y abundancia provenientes de una mujer que encarnará las circunstancias que nos permitirán progresar social y económicamente.

 

Mujer encumbrada que ha de prestarnos gran ayuda.

 

 

Las reinas en posición cinco, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Gueburah y nos anuncian la aparición de circunstancias dolorosas, dramáticas, producidas por una mujer.

 

Es el anuncio del Mal bajo forma femenina, un Mal que surge de nuestro pasado ancestral, que nosotros hemos generado.

 

 

Las reinas en posición seis, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Tiphereth.

 

La imaginación dominará la voluntad, una mujer dominará al varón.

 

Las circunstancias dominan, la voluntad se inclina a favor de las circunstancias creadas por una mujer.

 

 

Las reinas en posición siete, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Netzah y anuncian circunstancias que favorecen la vida mundana.

 

Anfitriona gracias a la cual se conocen personas influyentes.

 

Aparición de una amiga para una mujer, de un amor para un hombre.

 

Intensa vida mundana, intensa vida de los sentimientos, favorecida por la mujer.

 

 

Las reinas en posición ocho, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Hod.

 

Diremos que las circunstancias, bajo el impulso femenino, nos conducirán al templo de la verdad, a la contemplación de las supremas armonías.

 

Pero también, circunstancias críticas, mujer crítica, criticona, que nos llevará a la reconsideración de nosotros mismos y al cambio que precisamos para que podamos contemplar la perfecta interrelación de todas las cosas.

 

 

Las reinas en posición nueve, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Yesod.

 

Diremos que los deseos actuarán sobre el centro de cristalizaciones, imponiendo al individuo su política exterior.

 

Esos deseos serán suscitados por una mujer que establecerá así su dominio sobre la vida de la persona, produciendo una especie de hipnosis en el sentido de que el individuo deseará a través de otra, que es quien realmente tendrá los poderes decisorios.

 

 

Las reinas en posición diez, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Malkuth, indicando que una mujer, representando nuestros viejos deseos coronados, aparecerá en nuestra vida de manera inmediata, para ayudarnos o para desbaratar nuestros planes.

 

El deseo intenso de una mujer será decisorio para llevar a cabo o no nuestras iniciativas.

 

Malkuth indica el estado actual del asunto que consultamos, de modo que lo que ocurra en este Séfira es de realización inmediata.



LOS CUATRO CABALLEROS

 

 

 

Hemos visto en las dos lecciones anteriores cómo los reyes y las reinas son personas que reaparecen, que surgen de nuestro remoto pasado, disponiendo de poderes para facilitar o perturbar nuestras existencias.

 

Los reyes constituyen el Yod del nombre-ciclo divino; las reinas, el He y los caballeros, naturalmente, serán el Vav y representarán el mundo cabalístico de formación.

 

Las láminas de los cuatro caballeros, montados en sus caballos, cuyas patas delanteras están levantadas, como dispuestos a entrar en batalla, sugieren perfectamente el trance del ser humano que está actuando, que tiene algo entre manos.

 

Los caballeros representarán, pues, las personas con las cuales estamos batallando, personas que quizá estén de nuestra parte y nos ayuden a ganar la batalla, o quizá formen en el bando contrario y sean nuestros rivales en la lucha emprendida.

 

Todo dependerá de la posición que ocupen en nuestro juego.

 

La diferencia esencial de los caballeros respecto a los reyes y a las reinas es que se refieren a personas con las cuales no hemos establecido aún lazos kármicos.

 

Son gentes que ya hemos conocido en un pasado reciente, posiblemente en el curso de la existencia que estamos viviendo, quizá en otra, pero no ha habido entre ellos y nosotros una relación suficientemente fuerte como para que ellos nos deban algo o se lo debamos nosotros.

 

Ahora, al luchar por una misma causa, o por la contraria, estableceremos con ellos una relación más fuerte, relación de la que se derivará un futuro karma, si en la interacción que estamos estableciendo, o bien nosotros representamos la parte favorecida, o si representamos la parte sacrificada.

 

En cambio, si los resultados de la batalla que libramos con ellos son equitativos, cada uno se irá por su lado y quizá no volvamos a encontrarnos nunca más; o quizá sí, pero como elementos neutros, sin que la balanza se incline ni a nuestro favor ni en nuestra contra.

 

La aparición de los caballeros de nuestro juego indicará, pues, que se aproxima una batalla, que aparecerá un rival o un aliado con fuerzas parecidas a las nuestras.

 

El caballero no indica ni que él pueda vencernos ni que podamos hacerlo nosotros.

 

Si aparece en un lugar privilegiado del juego, indicará que nuestro destino nos enfrenta con una prueba difícil; sin duda habremos merecido aquella dificultad y nuestro rival está situado en condiciones inmejorables para obtener aquello que deseamos, pero al no estar ligados con él por un lazo kármico, la batalla no está perdida de antemano y todo dependerá de nuestro empeño, de nuestro ardor.

 

Los caballeros supondrán, pues, enfrentamiento de voluntades, lucha para la obtención de nuestros propósitos con otras personas que desean lo mismo. Los caballeros de bastos y espadas serán preferentemente de sexo masculino; los de copas y oros, preferentemente de sexo femenino.

 

Los cuatro caballeros corresponden al mundo de formación y, en su conjunto, representan los Vav de las figuras, o sea, como queda dicho, son el reflejo de nuestra actividad en relación con las personas que nos rodean y con las que formamos nuestra existencia.

 

Individualmente, el caballero de bastos será el Yod; el caballero de copas, el He; el caballero de espadas, el Vav; y el caballero de oros, el segundo He.

 

 

 

 

 

 

Los caballeros en posición uno, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Kether y ello significará lucha por el poder con una persona de méritos parecidos a los nuestros.

 

Puede ser un poder civil, en una sociedad, en un ministerio, en el gobierno, en el Estado, o un poder moral, un prestigio, una solvencia, una dignidad: está en juego el que podamos ejercer nuestra voluntad o no podamos ejercerla y sólo al final del enfrentamiento se sabrá.

Los caballeros en posición dos, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Hochmah, el centro de la sabiduría y del supremo amor.

 

Nos anunciarán, pues, una lucha providencial contra un jinete que el divino amor se ha sacado de la manga, por así decirlo, para que comprendamos, en el ardor del conflicto, algo que no hemos podido comprender sin enfrentamiento.

 

Nuestro oponente será una especie de <sparring-partner>, es decir, el hombre que aparece para encajar nuestros golpes, tan sólo con el objetivo de que experimentemos y descubramos el amor.

 

Este papel corre a cargo muchas veces de un familiar, de una persona querida que desencadena un conflicto para evitarnos que lo tengamos con una persona que no tendría hacia nosotros las delicadezas que el ser querido puede reservarnos.

 

 

Los caballeros en posición tres, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Binah y anunciarán una áspera lucha con una persona bregada, vieja en años o en experiencias, estando en juego el espacio vital, la hegemonía del individuo en la esfera en la que normalmente la ejerce.

 

Puede tratarse de unas oposiciones a un alto cargo o de una competencia comercial a alto nivel.

 

El destino nos enfrenta a esta lucha de la que no podemos evadirnos.

 

 

Los caballeros en posición cuatro, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Hesed y anunciarán la lucha por la conservación de nuestro paraíso.

 

Por consiguiente, nuestras fuentes de ingresos estarán en juego y deberemos luchar por conservarlas.

 

Lucha por el poder ejecutivo, por el triunfo de nuestros deseos, de nuestras aspiraciones mundanas

 

Los caballeros en posición cinco, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Gueburah y anunciarán una dramática lucha por la existencia, por el trabajo.

 

Surgirá un rival con pocos escrúpulos, dispuesto a recurrir a métodos violentos para despojarnos de aquello que consideramos justo o de lo que nos pertenece.

 

Puede anunciar al ladrón, al usurpador, al chantajista. Se tratará de un individuo de mala estirpe, generado sin duda por nuestras actuaciones en esta vida, sin que exista con él una relación kármica.

 

Precisemos, como ya hemos dicho alguna vez, que el ladrón aparece en nuestra vida cuando nos estamos excediendo en nuestras atribuciones, cuando estamos actuando a niveles que no son los adecuados a nuestra órbita. Entonces la justicia divina actúa para reintegrarnos a nuestra línea de universo y surge la figura del ladrón, el violador, el agresor. Este tipo de lucha es el anunciado por los caballeros en posición cinco.

 

Los caballeros en posición seis, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Tiphereth y anunciarán voluntades de lucha, quizá entre padres e hijos, puesto que Tiphereth es el padre respecto a los mundos inferiores, pero el hijo lo es respecto a los superiores.

 

Este Séfira es, además, el Vav sefirótico y siendo los caballeros el Vav de las figuras, esta lucha por la formación de la voluntad operativa, la que ha de cristalizarse en la realidad de la vida, adquiriendo todo su vigor.

 

Se tratará de una prueba decisoria para la formación de nuestra voluntad.

 

Nuestros criterios se verán controvertidos por una persona que defiende otros valores y de esta lucha surgirá un nuevo criterio, al que nuestra voluntad prestará apoyo, o la confirmación del que ya teníamos.

 

Lucha en el plano moral.

 

 

Los caballeros en posición siete, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Netzah y la lucha que anuncian es por una cuestión de detalle, por la preeminencia en la vida mundana, no en lo esencial, como es el caso de Hesed, sino en saber quién presidirá el banquete que se avecina, quién será el gallito de la fiesta, del baile y, quién será el conquistador y quién el que recibirá calabazas.

 

Rivalidad amorosa, rivalidad artística. Lucha por las apariencias, por la ceremonia, por el ritual.

 

 

Los caballeros en posición ocho, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Hod y anunciarán una rivalidad intelectual, una controversia que se desarrollará oralmente o por escrito.

 

Surgirá un crítico de nuestras actuaciones, tanto más eficaz en cuanto que en la vida del individuo existan razones por las que ser criticado.

 

En el peor de los casos, esta posición podría indicar al calumniador, al difamador, al tergiversador de la verdad.

 

En lo positivo, el crítico constructor que ayuda al individuo a tomar conciencia de algo que le pasaba desapercibido.

 

Indicará igualmente: rivalidad en el trabajo intelectual, en la vida de relación.

 

 

Los caballeros en posición nueve, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Yesod y anunciarán una lucha interna contra un rival imaginario.

 

Ese rival puede ser cualquier persona con la que el individuo esté en contacto y que se convertirá en protagonista de su conflicto interno, atribuyéndole unas intenciones que no tiene en realidad.

 

Esto puede no ser más que una impresión, una sospecha que no llega a incidir sobre la realidad.

Pero en un sentido extremo puede tratarse de una obsesión que actuará en su naturaleza interna modificando profundamente su relación con la persona convertida subjetivamente en rival.

 

La terapéutica adecuada sería que este individuo escribiese una novela para descargar en el mundo de la ficción las imágenes de lucha que campan en su interior.

 

Así pues, rival imaginario que puede ser protagonizado por cualquier persona que rodee al interesado.

 

 

Los caballeros en posición diez, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Malkuth y anunciarán que el combate, el enfrentamiento, tendrá como tema lo que estamos iniciando.

 

Veamos qué es lo que comienza en el momento de formular la demanda y será ahí donde surgirá el rival que ha de oponerse al propósito.

 

Es, pues, el anuncio de que la acción que vamos a emprender o acabamos de emprender, encontrará una oposición en una persona que quizá quiera hacer lo mismo.

 

LAS CUATRO SOTAS

 

 

 

Las sotas o pajes cierran la serie de las figuras.

 

En las tres lecciones anteriores hemos visto cómo los reyes y las reinas representan personajes con los cuales hemos tenido trato en un lejano pasado y que retornan a nuestra existencia para cobrarse su deuda de amor o de odio, para ayudarnos o perjudicarnos. Hemos visto igualmente cómo los caballeros son individuos con los que estamos librando la batalla de la vida, sin que nuestra relación con ellos esté aún decididamente establecida. Las sotas complementarán este panorama indicando las personas con las que nos cruzamos por primera vez.

 

En el Tarot adivinatorio, las sotas suelen significar niños, y lo son en el sentido de que, como un niño es un ser que empieza a vivir, también significan personas que empiezan a existir en nuestra vida.

 

Evidentemente, son muchas las personas con las que nos cruzamos a diario, y si al final de la jornada echamos las cartas, no todas aparecerán en nuestro juego.

 

De entre las muchas personas con las que nos hemos cruzado, las sotas serán aquellas en las que hemos dejado huella por primera vez.

 

Lo cierto es que por justos e imparciales, por ineludibles que los haga el ejercicio de nuestra profesión, el que es objeto de nuestro juicio será el paje de nuestro juego, esa sota que se introduce en nuestra vida y que en una nueva existencia será caballero armado para librar con nosotros singular combate, del que salga quizá coronado reina o rey.

 

Una partida de karma empieza, con las sotas, sin que nos demos ni cuenta de que estamos repartiendo cartas a ciertos compañeros de existencia que quizá habremos olvidado al volver la primera esquina de nuestra vida, como el profesor olvida a sus alumnos cuando el curso ha terminado.

 

La aparición de las sotas en nuestro juego significará, pues, que nuevos elementos se están introduciendo subrepticiamente en nuestra vida, enriqueciéndola con su aparición, positiva o negativa; significará que estamos creando relación.

 

Aunque esos primeros contactos pueden tener lugar con personas de cualquier edad, por las razones expuestas, las sotas significarán a menudo niños, dada la analogía que existe entre una relación que empieza y una vida que empieza.

 

En el caso de jóvenes parejas, la sota puede significar el nacimiento de un niño. En tal caso, la sota indicará el acontecimiento en sí, no la relación con la entidad espiritual que este niño representa, ya que un hijo que viene a encarnarse en nosotros no es nunca alguien con el que tenemos un primer contacto, sino un antiquísimo conocido.

 

 

Las cuatro sotas corresponden al mundo de acción y en su conjunto representan el segundo He de las figuras. Individualmente, la sota de bastos será el Yod, la sota de copas será el He, la sota de espadas será el Vav y la sota de oros será el segundo He.

Las personas con las que tropezamos en nuestra vida, -o las que aparecen en nuestro juego, que viene a ser lo mismo-, son condensadoras de nuestras energías psíquicas, tanto mentales como emotivas.

 

Si los reyes y las reinas representan el despliegue energético realizado en un lejano pasado y condensado ahora en las personas que las representan; si los caballeros son la condensación de nuestros esfuerzos actuales, las sotas serán en cierto modo, las anunciadoras de un potencial energético que aún no se ha dinamizado en nosotros, pero que lo hará en un inmediato porvenir.

 

Anuncian el nacimiento de esa fuerza o, dicho en términos de juego, anuncian la aparición del as, puesto que las sotas constituyen la transición entre las figuras y los números.

 

El niño que aparece súbitamente en nuestra vida significa, pues: algo está naciendo dentro de ti que todavía no es nada, pero pronto será un impetuoso torrente al que vas a dedicar lo mejor de tus esfuerzos.

 

No es extraño que cuando nuevas potencialidades están surgiendo en nosotros nos veamos rodeados de niños, en el tren, en el autobús, en la vía pública; niños que aparecen de pronto para preguntarnos la hora que es o para que les indiquemos determinado camino.

 

Ellos son las sotas vivas que tratan de decirnos que algo está pasando en nuestro interior que ha de transformar nuestra existencia.

 

A veces, rechazamos violentamente estos niños que vienen a turbar nuestra paz, como la turban esas nuevas energías que desde nuestras raíces trepan por el árbol de nuestro ser para aportarle nueva vida.

 

Si esto sucede, si vemos avanzar hacia nosotros a colegios enteros, es bueno saber que la polvareda que levantan sus cabriolas infantiles es la imagen de los vapores interiores en que se desarrolla la creación de un nuevo ser en el interior del alma.

 

Así tendremos que las sotas representan:

 

Personas que penetran por primera vez en nuestras vidas, que nacen en nosotros, por decirlo así, y que por ello su aspecto exterior es el de un niño.

 

Serán la representación de una tendencia interior a punto de activarse en nosotros y por ello toman el aspecto, positivo o negativo, de esa tendencia.

 

Por tratarse de algo nuevo que va a ocurrirle a nuestro ser interno, las personas que representan las sotas son a menudo extranjeros, viajeros, niños que vienen de lejos, portadores de anuncios, cartas, comunicados, o chicos que nos sorprenden de improviso, o bien aun hijos de un rival, de un enemigo.

 

 

 

 

 

Las sotas en posición uno, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Kether, y ello significará que alguien que aparece por primera vez en nuestra vida dominará desde lo alto todo el resto.

 

Quizá se trate de un nacimiento en la familia, que hará que toda la vida gire a su alrededor.

 

 

Las sotas en posición dos, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Hochmah, y anunciarán que la Providencia nos envía un niño cuando ya no lo esperábamos, o bien la llegada a nuestra vida de alguien jamás conocido y que será para nosotros una providencia.

 

 

Las sotas en posición tres, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Binah y anunciarán un primer encuentro desafortunado con una persona joven, posiblemente un niño, sobre el que concurre alguna restricción de tipo físico o moral.

 

Se trata, sin duda alguna, de un avatar de nuestro destino que nos enfrenta a una situación comprometida, pero la persona con la que sintonizamos no está unida con nosotros por lazos kármicos.

 

 

Las sotas en posición cuatro, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Hesed y nos indicarán que la suerte, el poder, el triunfo social, depende de un niño, de un joven o de una persona que aparece por primera vez y sobre cuyas espaldas reposa nuestra suerte.

 

 

Las sotas en posición cinco, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Gueburah.

 

Anunciarán el encuentro con una persona encolerizada, quizá deforme, alguien sobre la cual la justicia divina está actuando con rigor.

 

Será portador de algo desagradable para nosotros: quizá nos veamos obligados a convivir con él y debemos aceptar el mandato de nuestro destino, pero repitamos, no existe lazo kármico alguno entre ese individuo, -posiblemente un adolescente o un niño-, y nosotros.

 

Nos liga una circunstancia que a él le permite realizar su programa de vida y nosotros el nuestro.

 

 

Las sotas en posición seis, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Tiphereth y anunciarán que nuestra voluntad depende de un niño, de un adolescente, de alguien con quien vamos a tropezarnos por primera vez y que producirá en nosotros una honda impresión, hasta el punto de variar los dictámenes de nuestra voluntad.

 

 

 

 

 

Las sotas en posición siete, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Netzah y anunciarán la aparición de alguien muy joven que impresionará vivamente nuestra sensibilidad, que captará nuestro afecto o bien será el enlace hacia una persona que encenderá la llama de nuestro amor.

 

 

Las sotas en posición ocho, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Hod, anunciándonos que nos vendrá algún problema de orden legal por culpa de un niño, un adolescente, problema de tráfico, de transporte, de correspondencia o de palabras.

 

Palabras airadas de un niño, difamatorias.

 

Puede que simplemente topemos con alguien que nos obliga a reconsiderarnos, que nos permite vernos bajo un aspecto crítico desde el que no solíamos contemplarnos.

 

 

Las sotas en posición nueve, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Yesod, y pueden anunciar un niño imaginario, un adolescente que forma parte de nuestras fantasías, de nuestros sueños.

 

Para una mujer, puede ser el sueño de maternidad.

 

Para un hombre, el sueño de tener un hijo.

 

En condiciones extremas puede anunciar una obsesión.

 

Siendo Yesod la antesala de la realidad, la aparición de las sotas en este Séfira puede significar el anuncio de un próximo nacimiento.

 

 

Las sotas en posición diez, en el tiraje cabalístico, estarán actuando en Malkuth y anunciarán que un niño, un adolescente, un recién llegado jamás visto, influirá de un modo decisivo en nuestras iniciativas.

 

Tendremos que contar con una presencia inesperada que tal vez lo cambie todo, en bien o en mal, todo dependerá del resto del juego.




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